Para la gran mayoría, las vacaciones son sinónimo de algunos permisos que no siempre es posible disfrutar el resto del año. Pero entre quienes tienen diabetes, hacer transgresiones o desarreglos pueden generarle más de un inconveniente. Entregamos a continuación algunas recomendaciones para que Ud. tenga un verano entretenido y sin sobresaltos.
"Nos guste o no, la diabetes no se toma vacaciones: hay que seguir cuidando la dieta, no dejar la actividad física, ajustar la medicación si es necesario y hasta elegir bien el lugar de veraneo. Lo más recomendable es disfrutar del campo o cordillera, porque el clima marino aumenta más la presión que el de cordillera", advierte el profesor Adolfo Zavala, jefe de la División Nutrición del Hospital de Clínicas, titular de la cátedra de Nutrición y director de la Carrera de Médicos Especialistas en Nutrición de la Universidad de Buenos Aires.
Si la persona es insulinodependiente, dice, tendrá que prestar atención a los esquemas de aplicación de insulina, ya que "ésta se absorbe más rápido con el calor, y esto puede producir una discordancia entre lo que se aplica y lo que el organismo absorbe". El doctor Zavala explica que "para adecuar la biodisponibilidad de insulina y equilibrar las alzas y las bajas en la absorción de esa hormona- es necesario aumentar el automonitoreo glicémico para determinar la dosificación necesaria y hacer un buen control".
El ejercicio Uno de los pilares del tratamiento es el ejercicio, ya que junto con la dieta puede reducir el riesgo de complicaciones: aquellos que caminan dos horas por día pueden disminuir el riesgo de mortalidad en un 39% y la posibilidad de una enfermedad cardiovascular en un 34%, en tanto la inactividad física es responsable de entre un 10 y 16% de los nuevos casos de diabetes.
Pies, comida y bebida Las caminatas deben realizarse con prudencia si tiene diabetes. En estos casos se recomienda siempre usar zapatos, porque en caso de no hacerlo se pueden quemar con la arena o lastimarse sin darse cuenta, aumentando el riesgo de heridas e infecciones.
Además de cuidar las comidas, que no sólo pueden alterar el nivel de glicemia, sino también generar diarreas u otros cuadros digestivos, el doctor Zavala también previene sobre la falta de sueño, frecuente en vacaciones: "Está comprobado que dormir poco o mal empeora la diabetes, en especial los casos no insulinodependientes ", agrega. "También es muy importante cuidar la correcta hidratación, a través de una suficiente ingesta de líquidos, indica. Si bien la persona con diabetes no tiene más riesgo de deshidratación que otras, puede generar consecuencias más graves”, enfatiza.
Por ello, como bien dice el refrán, más vale prevenir que lamentar. Teniendo los cuidados necesarios, estas vacaciones de seguro serán una oportunidad para compartir en familia y divertirse.
Para mayor información consulte a su médico.
"Nos guste o no, la diabetes no se toma vacaciones: hay que seguir cuidando la dieta, no dejar la actividad física, ajustar la medicación si es necesario y hasta elegir bien el lugar de veraneo. Lo más recomendable es disfrutar del campo o cordillera, porque el clima marino aumenta más la presión que el de cordillera", advierte el profesor Adolfo Zavala, jefe de la División Nutrición del Hospital de Clínicas, titular de la cátedra de Nutrición y director de la Carrera de Médicos Especialistas en Nutrición de la Universidad de Buenos Aires.
Si la persona es insulinodependiente, dice, tendrá que prestar atención a los esquemas de aplicación de insulina, ya que "ésta se absorbe más rápido con el calor, y esto puede producir una discordancia entre lo que se aplica y lo que el organismo absorbe". El doctor Zavala explica que "para adecuar la biodisponibilidad de insulina y equilibrar las alzas y las bajas en la absorción de esa hormona- es necesario aumentar el automonitoreo glicémico para determinar la dosificación necesaria y hacer un buen control".
El ejercicio Uno de los pilares del tratamiento es el ejercicio, ya que junto con la dieta puede reducir el riesgo de complicaciones: aquellos que caminan dos horas por día pueden disminuir el riesgo de mortalidad en un 39% y la posibilidad de una enfermedad cardiovascular en un 34%, en tanto la inactividad física es responsable de entre un 10 y 16% de los nuevos casos de diabetes.
Pies, comida y bebida Las caminatas deben realizarse con prudencia si tiene diabetes. En estos casos se recomienda siempre usar zapatos, porque en caso de no hacerlo se pueden quemar con la arena o lastimarse sin darse cuenta, aumentando el riesgo de heridas e infecciones.
Además de cuidar las comidas, que no sólo pueden alterar el nivel de glicemia, sino también generar diarreas u otros cuadros digestivos, el doctor Zavala también previene sobre la falta de sueño, frecuente en vacaciones: "Está comprobado que dormir poco o mal empeora la diabetes, en especial los casos no insulinodependientes ", agrega. "También es muy importante cuidar la correcta hidratación, a través de una suficiente ingesta de líquidos, indica. Si bien la persona con diabetes no tiene más riesgo de deshidratación que otras, puede generar consecuencias más graves”, enfatiza.
Por ello, como bien dice el refrán, más vale prevenir que lamentar. Teniendo los cuidados necesarios, estas vacaciones de seguro serán una oportunidad para compartir en familia y divertirse.
Para mayor información consulte a su médico.