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viernes, 8 de noviembre de 2013

Carnes rojas y diabetes: nexos descubiertos

Un estudio dirigido por un epidemiólogo de la Universidad de Harvard advirtió que los amantes de estos jugosos alimentos tienen mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo dos.

¡Alerta, carnívoros! Eso de llevar la dieta del hombre de las cavernas o vivir de parrilla en parrilla puede traerles complicaciones. ¿La razón? Comer mucha carne de res, cerdo, cordero o similares puede ser una delicia, pero también riesgoso para su salud. Además de su vinculación a problemas cardiovasculares o a enfermedades por exceso de ácido úrico en sangre, ahora se suma la diabetes a la lista. Así lo reveló una investigación realizada por un grupo de científicos de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos.

Los especialistas realizaron seguimiento a cerca de 150 mil adultos de ese país durante un período de cuatro años, evaluando y cruzando datos de cuestionarios en los que las personas comentaban a sus médicos qué figuraba como parte de su dieta diaria y cuál era su estilo de vida. El resultado: Aquellos que dijeron haber ingerido más carne roja también incrementaron su riesgo de padecer diabetes tipo 2.

"En comparación con el grupo de referencia que mantuvo estable el consumo, aquellos que aumentaron en media porción diaria su ingesta de carne roja tuvieron un riesgo 48 % más elevado de comenzar a sufrir diabetes tipo 2 en los siguientes cuatro años", menciona un resumen del estudio divulgado en archinte.jamanetwork.com, versión web del Jama Internal Medicine, publicación norteamericana especializada en estudios de medicina interna.

El extracto agrega que  los adultos que reportaron haber disminuido su consumo de carne en la misma proporción y durante el mismo período, redujeron en 14 % el riesgo de convertirse en diabéticos.

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Aunque el reporte no ofrece datos sobre lo que podría explicar este vínculo, sus autores defienden la rigurosidad del trabajo. Sin embargo, sugieren investigaciones más profundas para determinar las causas detrás del nexo evidenciado. "Nuestros resultados confirman la solidez de la asociación entre la carne roja y la diabetes tipo 2 y añaden una prueba más a las que sugieren que limitar el consumo de carne roja con el tiempo confiere beneficios", comentó uno de los autores según reseña un artículo del diario Chicago Tribune en su página web. Los ensayos clínicos aleatorios pueden abordar mejor la relación causal entre la carne roja y la diabetes tipo 2, pero con los datos que teníamos no fue posible", agrega como aclaratoria

De hecho, otro científico que comentó la investigación en el propio portal del Jama Internal Medicine  manifestó reservas frente a los resultados. Incluso, sugirió que no hay evidencia de que  la carne roja como tipo de proteína animal sea responsable del desarrollo de la resistencia a la insulina y la consecuente diabetes. "Quizás sea necesaria una mejor descripción de las características de la carne roja consumida, pues su impacto en el desarrollo de la diabetes podría estar relacionado más con el alto contenido de grasa saturada que tenga y no con las proteínas de la carne roja en sí", escribió  William J. Evans, profesor adjunto del  Centro Médico de la Duke University, en Estados Unidos, en un artículo también disponible en http://archinte.jamanetwork.com. 

En cualquier caso, la carne roja ya ha sido catalogada como enemiga del corazón en numerosos estudios clínicos. Uno de ellos -también de la Universidad de Harvard publicado en 2012- habla de su impacto en las enfermedades cardiovasculares. "La grasa saturada y el colesterol de la res, el cerdo y el cordero juega un rol muy importante en las dolencias coronarias -se lee en un extracto publicado por el diario Los Angeles Times.-   El tipo de hierro disponible en estas carnes también ha sido asociado a los ataques cardíacos. Además, el sodio añadido a carnes procesadas suben la presión arterial, así como también otros químicos añadidos en su fabricación", se lee en www.latimes.com.

Todo exceso es malo, así que si desea una mejor salud, siga la regla que ofrecen los nutricionistas: aumente la ingesta de vegetales, alimentos ricos en fibra  y prefiera carnes blancas y magras como el pescado, el pollo o el pavo. Eso sí, no olvide incorporar la actividad física regular. 
 



 

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