Sin embargo, este fue un "estudio observacional" y por tanto no puede demostrar una relación directa de causa y efecto entre la diabetes gestacional, que afecta a alrededor de 9 por ciento de las mujeres embarazadas en los Estados Unidos, y el autismo.
"Para proporcionar perspectiva, este aumento en el riesgo [de presentar autismo] que se observó con la diabetes gestacional temprana se tradujo en siete casos adicionales por cada 1,000 embarazos, respecto a lo visto en embarazos que no involucraron diabetes [gestacional]", dijo Xiang.
No se asoció ningún riesgo de autismo con la diabetes tipo 2 diagnosticada antes del embarazo, de acuerdo al estudio.
Un experto instó a ser prudentes con la interpretación de los resultados.
"Si bien este estudio sugiere que el desarrollo de diabetes gestacional durante el primer o segundo trimestre del embarazo pone a un feto en un mayor riesgo de padecer un trastorno del espectro autista, la magnitud del riesgo, de existir, es relativamente baja", dijo el doctor Andrew Adesman, jefe de pediatría conductual y del desarrollo en el Centro Médico Infantil Cohen de Nueva York, New Hyde Park, N.Y.
"Si bien los investigadores están ansiosos por identificar todos factores de riesgo de autismo que sean posibles, la realidad es que muchas exposiciones de salud y factores de riesgo distintos se han asociado con trastornos del espectro autista", dijo Adesman, quien no estuvo involucrado en el estudio.
Estudios previos han producido resultados mixtos sobre si la diabetes gestacional incrementa el riesgo de trastornos del desarrollo en la descendencia, según Xiang.
Alrededor de uno de cada 68 niños en los Estados Unidos tiene un trastorno del espectro autista, de acuerdo al Centro de Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos. Estos niños normalmente tienen problemas con la interacción social y la comunicación.
Para el estudio, publicado el 14 de abril en la revista Journal of the American Medical Association, el equipo de Xiang siguió a más de 320,000 niños nacidos entre 1995 y 2009 en los hospitales de Kaiser en el Sur de California. Durante alrededor de 5.5 años de seguimiento, 3,388 de los niños recibieron un diagnóstico de autismo.
Los investigadores determinaron que los bebés que habían estado expuestos a la diabetes gestacional antes de la semana 26 del embarazo tenían un riesgo 42 por ciento mayor de desarrollar algún tipo de autismo, en comparación con niños que no estuvieron expuestos a la diabetes gestacional. El resultado se mantuvo aún después de tomar en consideración otros factores que podrían afectar el riesgo, como la edad, educación y peso de la madre, dijeron.
Xiang especuló que la razón por la que el vínculo se observa en el caso de la diabetes gestacional y no en la diabetes tipo 2 diagnosticada previamente podría ser que las madres con diabetes tipo 2 pueden tener mejor controlada el azúcar en la sangre.
La investigadora no pudo explicar el mecanismo detrás del vínculo con certeza. Sin embargo, dijo que los altos niveles de azúcar en la sangre involucrados en la diabetes gestacional podrían interrumpir el desarrollo del cerebro en un periodo de tiempo crucial.
Xiang señaló que las futuras madres deben revisar su azúcar en la sangre en las primeras etapas del embarazo.
De acuerdo a los lineamientos del Colegio Americano de Ginecólogos y Obstetras (American College of Obstetricians and Gynecologists), las pruebas de detección de diabetes gestacional normalmente se aplican entre las 24 y las 28 semanas. Una mujer que tenga factores de riesgo de diabetes gestacional, como presentar sobrepeso, ser mayores de 25 años o tener un historial de diabetes gestacional, debe considerar llevar a cabo las pruebas de detección antes, por ejemplo en la primera visita prenatal, de acuerdo a Xiang.
Los investigadores dijeron que también podría estar justificado realizar pruebas de detección de autismo oportunas en niños nacidos de madres con diabetes gestacional.
Pero Adesman no está muy seguro al respecto.
"Creo que esta recomendación, si bien es bien intencionada, puede ser un poco prematura", dijo. "Por otra parte, los padres siempre deben compartir con el pediatra de su hijo cualquier inquietud que tengan sobre el desarrollo de este".
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