En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, la doctora Rosalía Reynoso Camacho, profesora investigadora de la Facultad de Química de la UAQ, informó que “diversas investigaciones han permitido concluir que existe una disminución en los niveles de glucosa de ratas experimentales, ex profesodiabéticas, alimentadas con una dieta adicionada con frijol cocido de algunas variedades mexicanas”.
La especialista informó que el desarrollo de estos estudios ha contado con el apoyo financiero en conjunto del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y del INIFAP, a través del Fondo Sectorial Sagarpa-Conacyt.
Índice HOMA
Para evaluar la resistencia a la insulina de las ratas estudiadas, el equipo de investigadores calculó la concentración de glucosa e insulina en ayunas de los roedores. Esto a través del cálculo del modelo homeostático de evaluación de la resistencia a la insulina, conocido como HOMA (siglas en inglés de Homeostasis Model Assessment).
“Los resultados de estos estudios demostraron que animales sanos presentaron valores HOMA de 4.3, en tanto que una rata obesa presentó un valor de 14.6. Empero, al consumir frijol de la variedad Flor de Junio Dalia, la resistencia a la insulina de ratas obesas se redujo a seis”, indicó la investigadora.
Obesidad y triglicéridos
Estudios adicionales del equipo de investigadores del INIFAP y la UAQ, realizados también con ratas, revelaron que cuando estas consumieron una dieta alta en grasa y fructosa para inducirlas a la obesidad, incrementaron su peso corporal 15 por ciento con respecto a las ratas alimentadas con una dieta sana.
No obstante, afirmó la entrevistada, otros de estos animales alimentados igualmente con una dieta hipercalórica pero con la inclusión en su régimen de un 10 por ciento de frijol cocido del tipo Flor de Junio Dalia, tuvieron una ganancia de peso de solo siete por ciento.
“Ratas obesas con una dieta alta en grasa y fructuosa tienen alrededor de 140 miligramos (mg) por decilitro (dl) de triglicéridos; mientras que un animal sano, 75 mg aproximadamente. Mediante el consumo de frijol durante cuatro meses en la dieta de ratas alimentadas con grasa y fructosa, se encontró que los niveles de los roedores nutridos con frijol tenían concentraciones de triglicéridos similares a los de ratas sanas”, explicó la doctora Reynoso Camacho.
Es decir que –agregó la investigadora de la UAQ– aún con una dieta hipercalórica, la inclusión de frijol redujo los niveles de triglicéridos en animales obesos. Asimismo, estos niveles en sangre no se incrementaron en ratas experimentales que consumieron frijol del tipo Flor de Junio Dalia.
Resultados en personas
Otro de los proyectos de investigación, realizado en conjunto con especialistas de la Facultad de Nutrición de la UAQ, incluyó mujeres adultas de la zona rural del estado de Querétaro.
Los resultados revelaron que existe una asociación entre el consumo de frijol de estas mujeres y un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares, debido a los efectos que se encontraron en cuanto a niveles de colesterol y triglicéridos, comentó Reynoso Camacho.
No obstante, agregó la investigadora, en este estudio en particular no se evidenció un efecto significativo respecto a los niveles de glucosa. La doctora explicó que, dado el elevado consumo de refrescos entre la población de mujeres estudiadas, el frijol no contrarrestó los altos niveles de azúcar de bebidas industrializadas u otros alimentos no saludables.
Sin embargo, otras investigaciones en las que también ha participado la doctora Reynoso Camacho apuntan a que, tanto en animales como en humanos, se ha detectado que el frijol –dependiendo de su variedad– tiene un efecto hipoglucemiante; es decir, que disminuye los niveles de glucosa, entre 20 y 40 por ciento, “además de modular el estrés oxidativo asociado a complicaciones de la diabetes”, de acuerdo con la investigadora.
Los resultados de estos estudios, realizados en conjunto con especialistas del Centro de Investigación en Ciencia Aplicada y Tecnología Avanzada (CICATA) y del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), ambos del Instituto Politécnico Nacional (IPN), se publicaron en un artículo de la Revista Especializada en Ciencias Químico-Biológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Fuente: Agencia Informativa Conacyt
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