Lo identificó un equipo internacional de científicos. Servirá para hacer más tratamientos personalizados.
Científicos de la Universidad de Michigan, en los Estados Unidos, demostraron que las variaciones genéticas comunes son las responsables del 10% de los casos en que se desarrolla la diabetes tipo 2, una enfermedad crónica por la cual la persona tiene niveles de glucemia alterados.
El estudio, que publicó la revistaNature, reunió a más de 300 investigadores de todo el mundo y contradijo las hipótesis científicas que sostenían que las mutaciones genéticas más atípicas son las responsables de esta enfermedad.
Expertos de 22 países identificaron una docena de regiones genéticas, que albergan alteraciones conectadas con este trastorno crónico, y que ya se habían detectado previamente en otros estudios de asociaciones entre genomas.
Así, hallaron la relación entre la diabetes y una permutación en el gen PAX4, que está presente solo en ciudadanos de países del este asiático como Corea, China y Singapur, y entre esta enfermedad y el gen TM6SF2, que guarda conexión con la esteatosis hepática, una acumulación de grasa en el hígado.
Uno de los impulsores del estudio, el profesor de la Universidad de Oxford, Robert Turner, afirmó que los resultados obtenidos "suponen un camino prometedor para diseñar nuevas formar de tratar y prevenir esta enfermedad". Los científicos analizaron también muestras de ADN de 120.000 personas de cinco grupo diferentes (Europea, la Américas, África y el este y el sur de Asia) para analizar los genes y sus variaciones. La de tipo 2 representa casi el 90 % de los casos y quien la padece no produce la cantidad suficiente de insulina o no puede utilizarla correctamente, y normalmente aparece por sobrepeso y sedentarismo. Ahora, se sabe que el 10% del total de casos de diabetes tipo 2 están relacionadas con variaciones genéticas. La gran mayoría de los casos están asociados a la obesidad o al sobrepeso (un aumento del perímetro abdominal).Hiperlipidemia), por el aumento de los niveles de colesterol en sangre, la hipertensión arterial, la alimentación con comidas hipercalóricas y ricas en grasas dañinas, y el sedentarismo.
Fuente: clarin.com
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