Los Diabéticos tienen una predisposición aumentada para numerosas alteraciones en la boca, la mayoría relacionados con los altos niveles de azúcar en la sangre y la reducción de los mecanismos de defensa que acompaña a la enfermedad; es frecuente que refieran mal sabor en la boca, boca seca, sabor a metal sin haber comida nada, o la boca como quemada.
Cuando como médico le decimos a un paciente diabético que tiene que cuidar su boca, la respuesta que obtenemos está relacionada con la dieta; "Claro doctor, yo no como mucho, pero dígame que debo comer", y es natural esa relación, porque es la tendencia cultural que los mismos trabajadores de la salud hemos transmitido, siempre pensamos y le decimos al paciente la necesidad de prevenir las complicaciones, en el riñón, en la vista, en el corazón en los pies, entre otras no menos importantes; pero casi nunca abordamos la interacción diabetes -enfermedades de la boca, lo más frecuente que se hace en ese sentido es el extremar los controles de azúcar, cuando el paciente se va a realizar una extracción o algún procedimiento dentario, a petición del odontólogo, o de la misma persona, que lo único que sabe, es que si tiene el azúcar alta no le pueden sacar los dientes.
Pero lo real, es que el Diabético está más propenso a sufrir de enfermedades en la boca y en los dientes que los que no lo son y que existe una relación directa entre el mal control de la Diabetes y la aparición de trastornos orales.
Los Diabéticos tienen una predisposición aumentada para numerosas alteraciones en la boca, la mayoría relacionados con los altos niveles de azúcar en la sangre y la reducción de los mecanismos de defensa que acompaña a la enfermedad; es frecuente que refieran mal sabor en la boca, boca seca, sabor a metal sin haber comida nada, o la boca como quemada; lo que en ocasiones pueden ser incluso los primeros síntomas de la Diabetes.
Pero además están asociadas a la diabetes, aunque no en forma exclusiva: La caries dental, boca seca o ardiente conocida como Xerostomía, en la cual hay poca saliva por disminución de la función de las glándulas que la producen y esto convierte a la boca en caldo de cultivo para bacterias y hongos; La enfermedad periodontal, cuya forma más leve es la gingivitis, que es la inflamación de las encías con sangrado fácil al cepillado, y su forma más grave que es la enfermedad Periodontal severa, con pérdida de hueso, abscesos y caída de piezas dentarias.
La relación entre la diabetes y los problemas de encías es recíproca; la diabetes predispone a quien la sufre a tener las encías sensibles, y el problema de encías hace que el control de la diabetes se haga más difícil, transformándose esto en un círculo vicioso.
Los Diabéticos también pueden sufrir de hormigueos o parestesias o entumecimiento en la región oral producto de alteraciones propias de la diabetes en las pequeñas arterias y los nervios, aumentando la sensibilidad de los dientes ante los alimentos o bebidas; y predispone además los niveles elevados de azúcar en la sangre a la presencia de hongos, como la candidiasis y la mucormicosis, y liquen plano; trastornos de la lengua, alteraciones del gusto, facilidad de infecciones tras extracciones dentarias y dificultades para la cicatrización.
Para detectar precozmente una enfermedad de las encías, debemos observar cualquier cambio de coloración, normalmente su color es rosado pálido; si sangra con facilidad, si la encía se retrae dejando expuesta una zona de la raíz del diente, mal aliento, prótesis que se aflojan sin causa aparente, secreción de pus por las encías y cambios en la mordida por movimiento de los dientes.
Lo más importante en medicina es la prevención, es nuestra responsabilidad, en la medida de lo posible, evitar las complicaciones de la Diabetes y entre ellas las alteraciones agudas y crónicas que ocasiona en la cavidad bucal y sus componentes; para lo cual es imprescindible mantener un buen control del azúcar en la sangre y una hemoglobina glicosilada de 6 – 7%, utilizando los recursos universales de una buena estrategia nutricional, ejercicios y medicamentos adecuados, además de una buena Higiene Bucal, que incluya cepillar los dientes 3 veces al día, y siempre en la noche antes de acostarnos, alrededor de 3 minutos, limpiando uno o dos dientes por vez con un cepillo de cerdas suaves, el cual debe ser cambiado cada 3 a 4 meses; utilice hilo dental para aquellos lugares donde no puede entrar el cepillo; dejar el hábito del tabaco, o no fumar nunca, y visitar al Odontólogo al menos cada 6 meses, y no solo cuando tengamos dolor, sin olvidar decirle la condición de Diabético.
Es necesario aunque nunca lo hayas hecho, porque de seguro tampoco te lo han pedido, de revisar tu boca en busca de alguna alteración.
Consejos
Lo esencial es la revisión periódica con su odontólogo, sin embargo usted puede detectar precozmente alguna alteración en la boca, realizándose un fácil examen frente al espejo con la ayuda de una linterna. Sitúese frente al espejo, abra bien la boca y alumbre con la linterna su boca, no el espejo, y observe:
- Mire el fondo de la boca donde se ve la campanilla, allí están las amígdalas, las cuales no deben estar muy rojas ni inflamadas
- Ponga atención en sus encías y tóquelas, allí no debe existir pelotas, heridas, ni sangrado
- Vea el paladar, este no debe tener ninguna mancha extraña
- Revise bien su lengua, agárrela con una gasa para que pueda moverla y verla por todos lados; fíjese si tiene heridas o algo extraño y tóquela para descartar alguna tumoración
- Suba la lengua para ver el piso de la boca
- Revise sus dientes, observe si tiene caries o si están flojos
Fuente: dentalyopticadelparque.com
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