Una copa de vino tinto al día regula los niveles de azúcar en los diabéticos, según han mostrado científicos en una nueva investigación. Los beneficios del vino tinto son varios, este puede mantener saludables a los diabéticos, ya que regula el nivel de glucosa en el organismo.
Se han realizado muchas investigaciones en cuanto al vino tinto, ahora científicos han encontrado que diversos componentes del vino tinto ayudan a regular los niveles de azúcar, algo benéfico para los diabéticos. A pesar que otros organismos de la salud piensan que el vino puede ser poco saludable y un factor de aumento de peso en los pacientes.
he Royal Society of Chemistry journal Food and Function creen que el consumo moderado del vino tinto puede ser benéfico para los diabéticos, gracias a las propiedades de la uva, principalmente en su cáscara.Los investigadores comentan que lo más conveniente es moderarse en el consumo del vino, las mujeres deben de tomar un pequeño vaso de vino y ls hombres dos vasos pequeños. Lo más difícil sobre esta investigación es transmitir el mensaje de una vida saludable y un consumo moderado de vino, ya que en exceso puede provocar obesidad o diabetes.
La recomendación de tomar vino tinto es para los pacientes que padezcan diabetes tipo 2. En general un estilo de vida saludable, buena alimentación y ejercicio debe serlo más conveniente para que todos estemos bien de salud y sobre todo para no padecer esta terrible enfermedad.
Una consumición de vino al día puede ser beneficioso para el paciente con diabetes tipo 2
El tema del consumo moderado de alcohol es un tema controvertido. Se ha ido desde los efectos cardiosalubles del mismo hasta que cualquier ingesta de alcohol aumenta el riesgo oncológico. Los umbrales cardiovasculares también cada vez son más ajustados. La asociación entre el consumo de alcohol y la mortalidad cardiopatía isquémica describe una curva en U, consumos modestos podrían ser beneficiosos, altos claramente perniciosos.
La relación entre el consumo de alcohol y la diabetes tipo 2 (DM2) lo tratamos el año pasado a en forma de un posthoc del clásico estudio Action in Diabetes and Vascular Disease: Preterax and Diamicron Modified-Release Controlled Evaluation (ADVANCE) y estudiando la posible relación entre el consumo de alcohol y las lesiones micro y macrovasculares. Y es que el alcohol no cabe duda que tiene alguna relación con la ateromatosis, la inflamación sistémica, la dislipemia, la insulinorresistencia y el síndrome metabólico. En este, que comentamos, se definió el consumo de alcohol, en nulo, consumo importante (más de 21 consumiciones por semana en varones y 14 en mujeres), y consumo moderado (por debajo de dicha cantidad). Hubo que aplicar un modelo de regresión múltiple Cox ajustado por diferentes factores confusores que suelen acompañar al hábito alcohólico, sea el hábito tabáquico, el sedentarismo, la mayor ingesta calórica,... En los pacientes con consumo moderado (frente al consumo nulo) hubo menos eventos cardiovasculares (ECV), hazard ratio ajustado (HR) 0,83 (IC 95% 0,72–0,95; p = 0,008), y menos complicaciones microvasculares HR 0,85 (IC 95% 0,73–0,99; p = 0,03) y menor mortalidad por cualquier causa HR 0,87 (IC 96% 0,75–1,00; p = 0,05).
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El tema del consumo moderado de alcohol es un tema controvertido. Se ha ido desde los efectos cardiosalubles del mismo hasta que cualquier ingesta de alcohol aumenta el riesgo oncológico. Los umbrales cardiovasculares también cada vez son más ajustados. La asociación entre el consumo de alcohol y la mortalidad cardiopatía isquémica describe una curva en U, consumos modestos podrían ser beneficiosos, altos claramente perniciosos.
La relación entre el consumo de alcohol y la diabetes tipo 2 (DM2) lo tratamos el año pasado a en forma de un posthoc del clásico estudio Action in Diabetes and Vascular Disease: Preterax and Diamicron Modified-Release Controlled Evaluation (ADVANCE) y estudiando la posible relación entre el consumo de alcohol y las lesiones micro y macrovasculares. Y es que el alcohol no cabe duda que tiene alguna relación con la ateromatosis, la inflamación sistémica, la dislipemia, la insulinorresistencia y el síndrome metabólico. En este, que comentamos, se definió el consumo de alcohol, en nulo, consumo importante (más de 21 consumiciones por semana en varones y 14 en mujeres), y consumo moderado (por debajo de dicha cantidad). Hubo que aplicar un modelo de regresión múltiple Cox ajustado por diferentes factores confusores que suelen acompañar al hábito alcohólico, sea el hábito tabáquico, el sedentarismo, la mayor ingesta calórica,... En los pacientes con consumo moderado (frente al consumo nulo) hubo menos eventos cardiovasculares (ECV), hazard ratio ajustado (HR) 0,83 (IC 95% 0,72–0,95; p = 0,008), y menos complicaciones microvasculares HR 0,85 (IC 95% 0,73–0,99; p = 0,03) y menor mortalidad por cualquier causa HR 0,87 (IC 96% 0,75–1,00; p = 0,05).
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Una consumición de vino al día puede ser beneficioso para el paciente con diabetes tipo 2
El tema del consumo moderado de alcohol es un tema controvertido. Se ha ido desde los efectos cardiosalubles del mismo hasta que cualquier ingesta de alcohol aumenta el riesgo oncológico. Los umbrales cardiovasculares también cada vez son más ajustados. La asociación entre el consumo de alcohol y la mortalidad cardiopatía isquémica describe una curva en U, consumos modestos podrían ser beneficiosos, altos claramente perniciosos.
La relación entre el consumo de alcohol y la diabetes tipo 2 (DM2) lo tratamos el año pasado a en forma de un posthoc del clásico estudio Action in Diabetes and Vascular Disease: Preterax and Diamicron Modified-Release Controlled Evaluation (ADVANCE) y estudiando la posible relación entre el consumo de alcohol y las lesiones micro y macrovasculares. Y es que el alcohol no cabe duda que tiene alguna relación con la ateromatosis, la inflamación sistémica, la dislipemia, la insulinorresistencia y el síndrome metabólico. En este, que comentamos, se definió el consumo de alcohol, en nulo, consumo importante (más de 21 consumiciones por semana en varones y 14 en mujeres), y consumo moderado (por debajo de dicha cantidad). Hubo que aplicar un modelo de regresión múltiple Cox ajustado por diferentes factores confusores que suelen acompañar al hábito alcohólico, sea el hábito tabáquico, el sedentarismo, la mayor ingesta calórica,... En los pacientes con consumo moderado (frente al consumo nulo) hubo menos eventos cardiovasculares (ECV), hazard ratio ajustado (HR) 0,83 (IC 95% 0,72–0,95; p = 0,008), y menos complicaciones microvasculares HR 0,85 (IC 95% 0,73–0,99; p = 0,03) y menor mortalidad por cualquier causa HR 0,87 (IC 96% 0,75–1,00; p = 0,05).
El estudio que traemos aquí evalúa los efectos cardio-metabólicos de la ingesta moderada de alcohol, y según las diferentes clases de vino, en personas con DM2. El estudio CASCADE [CArdiovaSCulAr Diabetes & Ethanol] es un ensayo clínico aleatorizado de dos años de duración realizado en la universidad de Ben-Gurion en Israel sobre pacientes con DM2 bien controlados y abstemios. Los pacientes fueron aleatorizados en noviembre del 2009 a ingerir o 150 ml de agua (83), vino blanco (68) o vino tinto (73) con la cena durante 2 años. Todos los pacientes siguieron una dieta mediterránea sin restricción calórica. Se determinaron como objetivos primarios los perfiles glucémicos y lipídicos. A su vez se hicieron evaluaciones genéticas (cuestionario) sobre la enzima alcohol deshidrogenasa (ADH), sobre la presión arterial (PA), biomarcadores hepáticos, utilización de medicación, sintomatología y calidad de vida. Se hizo un seguimiento del comportamiento de la arteriosclerosis y de la grasa mediante ecografía y RMN.
De los 224 pacientes (40-75 años, 69% varones, HbA1c 6.9%) que fueron aleatorizados al inicio del estudio, el 94% siguieron al año y el 87% a los dos años de iniciado el mismo. Con respecto al grupo del agua, el grupo de vino tinto incrementó significativamente las HDL-colesterol en un 2,0 mg/dl (IC 95% CI, 1,6 a 2,2 mg/dl, p inferior a 0,001) y la apoproteina A en 0,03 g/L (IC 95% 0,01 a 0,06 g/l; p 0,05) y disminuyó el ratio colesterol total / HDL-c en 0,27 (95% IC −0,52 a −0,01; p 0,039). Ambos grupos frente al grupo del agua disminuyeron los niveles de glucosa, y ambos mejoraron los niveles de triglicéridos.
Los metabolizadores lentos del etanol (o portadores de los alelos de la alcohol deshidrogensa - ADH1B*1) se beneficiaron significativamente de los efectos de ambas clases de vinos en su control metabólico (glucosa basal, HbA1c, modelo homeostático para evaluar la resistencia a la insulina) con respecto a los metabolizadores rápidos (personas homocigotas a los alelos de ADH1B*1).
En los tres grupos no se observaron diferencias en la PA, la adiposidad, la función hepática, terapia farmacológica, sintomatología o calidad de vida, con la excepción de la mejoría en la calidad del sueño en ambos grupos de vinos en comparación con el grupo del agua (p 0,040).
En general, comparando los cambios con el grupo del agua, el grupo del vino tinto es el que reduce en general más los componentes relacionados con el síndrome metabólico en un 0,34 (IC 95% −0,68 a −0,001; p 0,049).
Con la limitación de que los participantes a la hora de la aleatorización supieron a qué grupo se les asignaban, este estudio sugiere que una ingesta moderada de vino, preferentemente vino tinto, en los pacientes con DM2 bien controlados, dentro de una dieta mediterránea es aparentemente seguro y reduce levemente los elementos del síndrome cardiometabólico.
Estas conclusiones, sobre resultados intermedios, irían en la línea del Blomster JI et al, ya comentado, sobre resultados finales. - See more at: http://redgedaps.blogspot.mx/2016/01/una-consumicion-de-vino-al-dia-puede.html#sthash.S3DERpl4.dpuf
El tema del consumo moderado de alcohol es un tema controvertido. Se ha ido desde los efectos cardiosalubles del mismo hasta que cualquier ingesta de alcohol aumenta el riesgo oncológico. Los umbrales cardiovasculares también cada vez son más ajustados. La asociación entre el consumo de alcohol y la mortalidad cardiopatía isquémica describe una curva en U, consumos modestos podrían ser beneficiosos, altos claramente perniciosos.
La relación entre el consumo de alcohol y la diabetes tipo 2 (DM2) lo tratamos el año pasado a en forma de un posthoc del clásico estudio Action in Diabetes and Vascular Disease: Preterax and Diamicron Modified-Release Controlled Evaluation (ADVANCE) y estudiando la posible relación entre el consumo de alcohol y las lesiones micro y macrovasculares. Y es que el alcohol no cabe duda que tiene alguna relación con la ateromatosis, la inflamación sistémica, la dislipemia, la insulinorresistencia y el síndrome metabólico. En este, que comentamos, se definió el consumo de alcohol, en nulo, consumo importante (más de 21 consumiciones por semana en varones y 14 en mujeres), y consumo moderado (por debajo de dicha cantidad). Hubo que aplicar un modelo de regresión múltiple Cox ajustado por diferentes factores confusores que suelen acompañar al hábito alcohólico, sea el hábito tabáquico, el sedentarismo, la mayor ingesta calórica,... En los pacientes con consumo moderado (frente al consumo nulo) hubo menos eventos cardiovasculares (ECV), hazard ratio ajustado (HR) 0,83 (IC 95% 0,72–0,95; p = 0,008), y menos complicaciones microvasculares HR 0,85 (IC 95% 0,73–0,99; p = 0,03) y menor mortalidad por cualquier causa HR 0,87 (IC 96% 0,75–1,00; p = 0,05).
El estudio que traemos aquí evalúa los efectos cardio-metabólicos de la ingesta moderada de alcohol, y según las diferentes clases de vino, en personas con DM2. El estudio CASCADE [CArdiovaSCulAr Diabetes & Ethanol] es un ensayo clínico aleatorizado de dos años de duración realizado en la universidad de Ben-Gurion en Israel sobre pacientes con DM2 bien controlados y abstemios. Los pacientes fueron aleatorizados en noviembre del 2009 a ingerir o 150 ml de agua (83), vino blanco (68) o vino tinto (73) con la cena durante 2 años. Todos los pacientes siguieron una dieta mediterránea sin restricción calórica. Se determinaron como objetivos primarios los perfiles glucémicos y lipídicos. A su vez se hicieron evaluaciones genéticas (cuestionario) sobre la enzima alcohol deshidrogenasa (ADH), sobre la presión arterial (PA), biomarcadores hepáticos, utilización de medicación, sintomatología y calidad de vida. Se hizo un seguimiento del comportamiento de la arteriosclerosis y de la grasa mediante ecografía y RMN.
De los 224 pacientes (40-75 años, 69% varones, HbA1c 6.9%) que fueron aleatorizados al inicio del estudio, el 94% siguieron al año y el 87% a los dos años de iniciado el mismo. Con respecto al grupo del agua, el grupo de vino tinto incrementó significativamente las HDL-colesterol en un 2,0 mg/dl (IC 95% CI, 1,6 a 2,2 mg/dl, p inferior a 0,001) y la apoproteina A en 0,03 g/L (IC 95% 0,01 a 0,06 g/l; p 0,05) y disminuyó el ratio colesterol total / HDL-c en 0,27 (95% IC −0,52 a −0,01; p 0,039). Ambos grupos frente al grupo del agua disminuyeron los niveles de glucosa, y ambos mejoraron los niveles de triglicéridos.
Los metabolizadores lentos del etanol (o portadores de los alelos de la alcohol deshidrogensa - ADH1B*1) se beneficiaron significativamente de los efectos de ambas clases de vinos en su control metabólico (glucosa basal, HbA1c, modelo homeostático para evaluar la resistencia a la insulina) con respecto a los metabolizadores rápidos (personas homocigotas a los alelos de ADH1B*1).
En los tres grupos no se observaron diferencias en la PA, la adiposidad, la función hepática, terapia farmacológica, sintomatología o calidad de vida, con la excepción de la mejoría en la calidad del sueño en ambos grupos de vinos en comparación con el grupo del agua (p 0,040).
En general, comparando los cambios con el grupo del agua, el grupo del vino tinto es el que reduce en general más los componentes relacionados con el síndrome metabólico en un 0,34 (IC 95% −0,68 a −0,001; p 0,049).
Con la limitación de que los participantes a la hora de la aleatorización supieron a qué grupo se les asignaban, este estudio sugiere que una ingesta moderada de vino, preferentemente vino tinto, en los pacientes con DM2 bien controlados, dentro de una dieta mediterránea es aparentemente seguro y reduce levemente los elementos del síndrome cardiometabólico.
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Una consumición de vino al día puede ser beneficioso para el paciente con diabetes tipo 2
El tema del consumo moderado de alcohol es un tema controvertido. Se ha ido desde los efectos cardiosalubles del mismo hasta que cualquier ingesta de alcohol aumenta el riesgo oncológico. Los umbrales cardiovasculares también cada vez son más ajustados. La asociación entre el consumo de alcohol y la mortalidad cardiopatía isquémica describe una curva en U, consumos modestos podrían ser beneficiosos, altos claramente perniciosos.
La relación entre el consumo de alcohol y la diabetes tipo 2 (DM2) lo tratamos el año pasado a en forma de un posthoc del clásico estudio Action in Diabetes and Vascular Disease: Preterax and Diamicron Modified-Release Controlled Evaluation (ADVANCE) y estudiando la posible relación entre el consumo de alcohol y las lesiones micro y macrovasculares. Y es que el alcohol no cabe duda que tiene alguna relación con la ateromatosis, la inflamación sistémica, la dislipemia, la insulinorresistencia y el síndrome metabólico. En este, que comentamos, se definió el consumo de alcohol, en nulo, consumo importante (más de 21 consumiciones por semana en varones y 14 en mujeres), y consumo moderado (por debajo de dicha cantidad). Hubo que aplicar un modelo de regresión múltiple Cox ajustado por diferentes factores confusores que suelen acompañar al hábito alcohólico, sea el hábito tabáquico, el sedentarismo, la mayor ingesta calórica,... En los pacientes con consumo moderado (frente al consumo nulo) hubo menos eventos cardiovasculares (ECV), hazard ratio ajustado (HR) 0,83 (IC 95% 0,72–0,95; p = 0,008), y menos complicaciones microvasculares HR 0,85 (IC 95% 0,73–0,99; p = 0,03) y menor mortalidad por cualquier causa HR 0,87 (IC 96% 0,75–1,00; p = 0,05).
El estudio que traemos aquí evalúa los efectos cardio-metabólicos de la ingesta moderada de alcohol, y según las diferentes clases de vino, en personas con DM2. El estudio CASCADE [CArdiovaSCulAr Diabetes & Ethanol] es un ensayo clínico aleatorizado de dos años de duración realizado en la universidad de Ben-Gurion en Israel sobre pacientes con DM2 bien controlados y abstemios. Los pacientes fueron aleatorizados en noviembre del 2009 a ingerir o 150 ml de agua (83), vino blanco (68) o vino tinto (73) con la cena durante 2 años. Todos los pacientes siguieron una dieta mediterránea sin restricción calórica. Se determinaron como objetivos primarios los perfiles glucémicos y lipídicos. A su vez se hicieron evaluaciones genéticas (cuestionario) sobre la enzima alcohol deshidrogenasa (ADH), sobre la presión arterial (PA), biomarcadores hepáticos, utilización de medicación, sintomatología y calidad de vida. Se hizo un seguimiento del comportamiento de la arteriosclerosis y de la grasa mediante ecografía y RMN.
De los 224 pacientes (40-75 años, 69% varones, HbA1c 6.9%) que fueron aleatorizados al inicio del estudio, el 94% siguieron al año y el 87% a los dos años de iniciado el mismo. Con respecto al grupo del agua, el grupo de vino tinto incrementó significativamente las HDL-colesterol en un 2,0 mg/dl (IC 95% CI, 1,6 a 2,2 mg/dl, p inferior a 0,001) y la apoproteina A en 0,03 g/L (IC 95% 0,01 a 0,06 g/l; p 0,05) y disminuyó el ratio colesterol total / HDL-c en 0,27 (95% IC −0,52 a −0,01; p 0,039). Ambos grupos frente al grupo del agua disminuyeron los niveles de glucosa, y ambos mejoraron los niveles de triglicéridos.
Los metabolizadores lentos del etanol (o portadores de los alelos de la alcohol deshidrogensa - ADH1B*1) se beneficiaron significativamente de los efectos de ambas clases de vinos en su control metabólico (glucosa basal, HbA1c, modelo homeostático para evaluar la resistencia a la insulina) con respecto a los metabolizadores rápidos (personas homocigotas a los alelos de ADH1B*1).
En los tres grupos no se observaron diferencias en la PA, la adiposidad, la función hepática, terapia farmacológica, sintomatología o calidad de vida, con la excepción de la mejoría en la calidad del sueño en ambos grupos de vinos en comparación con el grupo del agua (p 0,040).
En general, comparando los cambios con el grupo del agua, el grupo del vino tinto es el que reduce en general más los componentes relacionados con el síndrome metabólico en un 0,34 (IC 95% −0,68 a −0,001; p 0,049).
Con la limitación de que los participantes a la hora de la aleatorización supieron a qué grupo se les asignaban, este estudio sugiere que una ingesta moderada de vino, preferentemente vino tinto, en los pacientes con DM2 bien controlados, dentro de una dieta mediterránea es aparentemente seguro y reduce levemente los elementos del síndrome cardiometabólico.
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La relación entre el consumo de alcohol y la diabetes tipo 2 (DM2) lo tratamos el año pasado a en forma de un posthoc del clásico estudio Action in Diabetes and Vascular Disease: Preterax and Diamicron Modified-Release Controlled Evaluation (ADVANCE) y estudiando la posible relación entre el consumo de alcohol y las lesiones micro y macrovasculares. Y es que el alcohol no cabe duda que tiene alguna relación con la ateromatosis, la inflamación sistémica, la dislipemia, la insulinorresistencia y el síndrome metabólico. En este, que comentamos, se definió el consumo de alcohol, en nulo, consumo importante (más de 21 consumiciones por semana en varones y 14 en mujeres), y consumo moderado (por debajo de dicha cantidad). Hubo que aplicar un modelo de regresión múltiple Cox ajustado por diferentes factores confusores que suelen acompañar al hábito alcohólico, sea el hábito tabáquico, el sedentarismo, la mayor ingesta calórica,... En los pacientes con consumo moderado (frente al consumo nulo) hubo menos eventos cardiovasculares (ECV), hazard ratio ajustado (HR) 0,83 (IC 95% 0,72–0,95; p = 0,008), y menos complicaciones microvasculares HR 0,85 (IC 95% 0,73–0,99; p = 0,03) y menor mortalidad por cualquier causa HR 0,87 (IC 96% 0,75–1,00; p = 0,05).
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De los 224 pacientes (40-75 años, 69% varones, HbA1c 6.9%) que fueron aleatorizados al inicio del estudio, el 94% siguieron al año y el 87% a los dos años de iniciado el mismo. Con respecto al grupo del agua, el grupo de vino tinto incrementó significativamente las HDL-colesterol en un 2,0 mg/dl (IC 95% CI, 1,6 a 2,2 mg/dl, p inferior a 0,001) y la apoproteina A en 0,03 g/L (IC 95% 0,01 a 0,06 g/l; p 0,05) y disminuyó el ratio colesterol total / HDL-c en 0,27 (95% IC −0,52 a −0,01; p 0,039). Ambos grupos frente al grupo del agua disminuyeron los niveles de glucosa, y ambos mejoraron los niveles de triglicéridos.
Los metabolizadores lentos del etanol (o portadores de los alelos de la alcohol deshidrogensa - ADH1B*1) se beneficiaron significativamente de los efectos de ambas clases de vinos en su control metabólico (glucosa basal, HbA1c, modelo homeostático para evaluar la resistencia a la insulina) con respecto a los metabolizadores rápidos (personas homocigotas a los alelos de ADH1B*1).
En los tres grupos no se observaron diferencias en la PA, la adiposidad, la función hepática, terapia farmacológica, sintomatología o calidad de vida, con la excepción de la mejoría en la calidad del sueño en ambos grupos de vinos en comparación con el grupo del agua (p 0,040).
En general, comparando los cambios con el grupo del agua, el grupo del vino tinto es el que reduce en general más los componentes relacionados con el síndrome metabólico en un 0,34 (IC 95% −0,68 a −0,001; p 0,049).
Con la limitación de que los participantes a la hora de la aleatorización supieron a qué grupo se les asignaban, este estudio sugiere que una ingesta moderada de vino, preferentemente vino tinto, en los pacientes con DM2 bien controlados, dentro de una dieta mediterránea es aparentemente seguro y reduce levemente los elementos del síndrome cardiometabólico.
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