El ejercicio regular podría ayudar a las mujeres mayores a evitar una afección que provoca una arritmia cardiaca potencialmente letal, muestra un estudio reciente.
Las mujeres postmenopáusicas físicamente activas tenían un riesgo un 10 por ciento más bajo de contraer fibrilación auricular que las mujeres que eran más sedentarias, informan unos investigadores en la edición del 20 de agosto de la revista Journal of the American Heart Association.
Las mujeres activas disfrutaban de esa protección contra el trastorno del ritmo cardiaco aunque fueran obesas, halló el estudio. La obesidad es un importante factor de riesgo de la fibrilación auricular.
“Mostramos de forma bastante clara que en esta población de más edad, mientras más ejercicio hacían, menos probable era que contrajeran una fibrilación auricular, y las mujeres obesas eran las que más se beneficiaban del ejercicio”, señaló el autor del estudio, el Dr. Marco Pérez, director de la Clínica de Arritmia Heredada de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, en California.
Este estudio debería acabar con las preocupaciones de que el ejercicio físico podría contribuir a la fibrilación auricular, afirmaron Pérez y el Dr. Gordon Tomaselli, profesor de cardiología de la Escuela de Medicina Johns Hopkins y vocero de la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association).
“La población de más edad es mucho más vulnerable, y ha habido dudas en nuestro campo sobre si deberíamos recomendar más ejercicio a estas personas mayores”, dijo Pérez.
La fibrilación auricular es un trastorno eléctrico del corazón que provoca que lata de forma rápida y desorganizada. La afección aumenta el riesgo de una persona de accidente cerebrovascular (ACV) e insuficiencia cardiaca.
Algunos estudios han mostrado que los deportistas de élite podrían contraer fibrilación auricular como resultado de los esfuerzos vigorosos que realizan con regularidad. Esos hallazgos hicieron que los médicos se preguntaran si el ejercicio podría ser malo para las personas normales en riesgo de la afección, explicó Tomaselli.
“Este estudio muestra que moverse, mantener el cuerpo en movimiento, es bueno aunque se tengan factores de riesgo de la enfermedad cardiaca”, aseguró. “No se puede usar la fibrilación auricular como excusa para no ser físicamente activo, aunque se sea un chico o una chica normal”.
Actualmente, unos 1.1 millones de mujeres de EE. UU. sufren de fibrilación auricular, y se anticipa que la prevalencia del trastorno aumente 2.5 veces en los próximos 50 años, señalaron los investigadores en la información de respaldo.
En el estudio participaron más de 80,000 sujetos de la Iniciativa de salud de las mujeres, un estudio observacional sobre la salud de mujeres de 50 a 79 años. Los estudios observacionales solo pueden mostrar si hay una asociación entre factores, no pueden probar causalidad.
Al inicio del estudio, los investigadores preguntaron a las mujeres con qué frecuencia caminaban al aire libre durante más de 10 minutos al día o con qué frecuencia realizaban una actividad física que las hiciera sudar.
Tras once años, los investigadores hallaron que las mujeres más físicamente activas tenían un riesgo un 10 por ciento más bajo de contraer fibrilación auricular que las que no caminaban al aire libre durante 10 minutos al menos una vez cada semana.
Las mujeres con la protección más alta participaron en una actividad física equivalente a caminar a paso rápido durante 30 minutos seis días a la semana, o montar bicicleta a un paso lento durante una hora dos veces por semana, apuntaron los investigadores.
Las mujeres con una actividad física moderada tenían un riesgo al menos un 6 por ciento más bajo de contraer fibrilación auricular. Caminar a paso rápido 30 minutos dos veces por semana proveería ese beneficio, dijeron los autores del estudio.
El ejercicio arduo también redujo el riesgo de fibrilación auricular. Las mujeres que participaron en actividad equivalente a correr un par de horas por semana tenían un riesgo un 9 por ciento más bajo, halló el estudio.
La obesidad se siguió vinculando con un aumento en el riesgo general de fibrilación auricular, pero los investigadores hallaron que las mujeres obesas que hacían mucho ejercicio reducían su riesgo a la mitad.
Las mujeres obesas activas presentaban un aumento del 17 por ciento en el riesgo del trastorno, frente a un aumento del 44 por ciento en las mujeres obesas que hacían poca o ninguna actividad física, halló el estudio.
Es probable que la actividad física reduzca el riesgo del trastorno del ritmo cardiaco al reducir la presión arterial y la inflamación del cuerpo, dijeron Tomaselli y Pérez.
El ejercicio también podría ayudar a limitar los cambios físicos que ocurren en el corazón como resultado del envejecimiento y de la obesidad, que a su vez aumentan el riesgo de fibrilación auricular y enfermedad cardiaca, planteó Pérez.
Si las mujeres obesas comienzan a perder peso como resultado del ejercicio, es probable que los beneficios sean incluso mayores, dijo Tomaselli.
La obesidad provoca varios cambios físicos que se han vinculado con el desarrollo de la fibrilación auricular, como inflamación, un agrandamiento del corazón y una tasa cardiaca alterada, anotaron los investigadores.
“En promedio, si alguien pierde peso y se hace más físicamente activo, el riesgo de fibrilación auricular sería menor”, afirmó Tomaselli.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario