Debido a su contenido en fibra y agua, el mango ayuda a prevenir el
estreñimiento y a promover la regularidad en el proceso digestivo, pero
no es el único aporte a la salud de cualquier persona.
Existen mangos verdes, rojos, amarillos o
naranjas, pero todos tienen en común que la parte carnosa de la fruta
es de un tono amarillo dorado y tienen una semilla de considerable
tamaño en su interior.
Gracias a su sabor dulce y cremoso es
una de las frutas más consumidas en el mundo. Además, contiene más de 20
vitaminas y minerales que nos benefician en varios aspectos:
Diversos estudios han demostrado que las
personas con diabetes tipo 1 que siguen una dieta alta en fibra tienen
niveles de glucosa más bajos, y las personas con diabetes tipo II
mejoran sus niveles de azúcar en la sangre, los lípidos y los niveles de
insulina.
El antioxidante zeaxantina, que se
encuentra en el mango, filtra los rayos de luz azul dañina, y se cree
que desempeña un papel protector en la salud de los ojos. Diversos
estudios han demostrado que una mayor ingesta de todas las frutas en
general disminuye el riesgo de la degeneración macular asociada a la
edad.
En tanto, para el asma son más bajos en
las personas que consumen una gran cantidad de ciertos nutrientes. Uno
de estos es el beta-caroteno, que se encuentra en mango, papaya y
brócoli.
En ese sentido, las dietas ricas en
beta-caroteno también puede desempeñar un papel protector contra el
cáncer de próstata, según un estudio realizado por la Escuela de Salud
Pública de la Universidad de Harvard (EU) y se ha demostrado que tiene
una relación inversa con el desarrollo de cáncer de colon.
Por otra parte, la fibra, potasio y
vitaminas que contienen los mangos ayudan a prevenir enfermedades
cardiovasculares. Muchos estudios han demostrado que un aumento en la
ingesta de potasio y una disminución del sodio son la combinación
perfecta para reducir el riesgo de enfermedades relacionadas con el
corazón.
Piel y cabello: Los mangos también son
grandes aliados para el cabello, ya que contienen vitamina A, un
nutriente necesario para la producción del sebo que mantiene el cabello
hidratado; esta vitamina también es necesaria para el crecimiento de
todos los tejidos corporales, incluyendo la piel y el cabello.
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