Los científicos siguieron a los participantes durante dos años en su alimentación. Fueron excluidos del estudio, en sus inicios, quienes presentaban diabetes, enfermedades cardiovasculares o cáncer de cualquier tipo.
La muestra se redujo a la mitad, ya que también dejaron de lado a los que no consumían ningún tipo de lácteos. Tras ajustar indicadores de edad, índice de masa corporal y consumo de alimentos, encontraron que la ingesta elevada de yogur sí reduce el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Su alto contenido de calcio, magnesio y determinados ácidos grasos presentes, además de las bacterias probióticas que se encuentran en el yogur, mejoran los perfiles de grasa y el estado antioxidante de los pacientes que padecen la enfermedad o quienes tienen potencial de contraerla.
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