diabetes

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viernes, 29 de abril de 2016

Hiperglucemia en bebés


Hiperglucemia en bebes 

Se le llama hiperglucemia cuando se tienen los niveles altos de azúcar en sangre, lo cual es denominado por los médicos como glucosa sanguínea.

¿Por que se da la hiperglucemia en bebés?

Dentro del cuerpo humano la insulina es la hormona principal que se encarga de la regulación del azúcar en la sangre, tanto en bebés, como en niños y adultos. Un bebé que es sano, por lo general, no tiene problemas con los niveles de azúcar en sangre, pudiendo llevar un control riguroso de esta. En algunos casos, cuando el bebé está enfermo puede llegar a tener una cantidad excesiva o baja, teniendo un funcionamiento de la insulina que no es suficiente. Si la insulina no es suficiente esto hace que el azúcar en sangre no esté en las cantidades correctas que el cuerpo necesita.
Como en la mayoría de las enfermedades, al igual que en la hipertensión en bebés existen causas que son especificas, y que pueden explicar a qué se debe un bajo nivel de insulina o la ineficiencia de esta. Algunas de estas causas pueden ser: problemas hormonales, problema de origen hepático, infecciones, medicamentos que se consuman, entre otras.
En si es “raro” que un bebé tenga diabetes (no es imposible), pero si pueden tener niveles de insulina bajos que hacen que tengan una elevada cantidad de azúcar en la sangre (hiperglucemia en bebes). Por lo general esto se suele detectar en exámenes de rutina que se le hacen al recién nacido, y en los controles pediátricos, ya que la hiperglucemia en bebes no suele presentar síntoma alguno.
Algo que podría llegar a considerarse síntoma es que, muchas veces, los bebés que tienen elevada la azúcar en sangre orinan varias veces, lo cual los lleva a una deshidratación. A veces la deshidratación puede llevar a que tengan la mollera (fontanela) hundida, por eso siempre ante cualquier síntoma de este tipo es conveniente consultar con un médico pediatra.
Si el bebé sufre de una insuficiencia cardíaca o alguna infección puede que su cuerpo reaccione con estrés. Como mencionábamos anteriormente, la forma de saber cuáles son los niveles de azúcar en sangre es mediante un examen de rutina (de sangre). Muchas veces a los recién nacidos (en algunos países) se les realiza una pesquisa neonatal, la cual se realiza extrayendo una gota de sangre del talón del bebé y luego se sabe de las enfermedades que pueden prevenirse (entre ellas la diabetes).
Por lo general no existen efectos a largo plazo en la hiperglucemia en bebes, salvo que tenga diabetes ahí si se requieren de determinados cuidados.
Ante cualquier duda, síntoma, siempre es importante consultar con el médico que se elige para el seguimiento del bebé a lo largo de su crecimiento.

Fuente: yasalud.com

miércoles, 27 de abril de 2016

Diez datos que debes saber sobre la diabetes


La diabetes entra en el 'top ten' de las principales causas de muerte en el mundo 


En el Día Mundial de la Salud se pone el punto de mira en la diabetes, una enfermedad que está avanzando a pasos agigantados año tras año, y para ello la Organización Mundial de la Salud recomienda combatirla regulando el peso, haciendo ejercicio físico y una dieta sana. Además informa sobre diez datos importantes que todo el mundo debe conocer sobre la enfermedad.
1-Unos 420 millones de personas padecen diabetes en todo el mundo
La diabetes se está convirtiendo en una epidemia mundial relacionada con el rápido aumento del sobrepeso, la obesidad y la inactividad física.
2-Se prevé que la diabetes se convierta en el año 2030 en la séptima causa mundial de muerte 
Se calcula que las muertes por diabetes aumentarán más de un 50% en los próximos 10 años.
3-Existen dos grandes formas de diabetes 
La diabetes de tipo 1, en la que el organismo no produce insulina, y la de tipo 2, en la que el organismo no utiliza eficazmente la insulina.
4- Un tercer tipo es la diabetes gestacional 
Este tipo se caracteriza por hiperglucemia (aumento del azúcar en la sangre) que aparece durante el embarazo y alcanza valores que, pese a ser superiores a los normales, son inferiores a los establecidos para diagnosticar una diabetes. Las mujeres con diabetes gestacional corren mayor riesgo de sufrir complicaciones durante el embarazo y el parto, y de padecer diabetes de tipo 2 en el futuro.
5- La diabetes de tipo 2 es mucho más frecuente que la de tipo 1 
El tipo 2 representa aproximadamente un 90% de los casos mundiales de diabetes. Los casos de diabetes de tipo 2 en niños, que antes eran raros, han aumentado en todo el mundo, y en algunos países representan casi la mitad de los nuevos casos diagnosticados en niños y adolescentes.
6- Un 50% a 80% de las muertes de pacientes diabéticos se deben a causas cardiovasculare
La diabetes se ha convertido en una de las causas principales de enfermedad y muerte prematura en la mayoría de los países, sobre todo debido al aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares.
7-En 2012 la diabetes fue la causa directa de 1,5 millones de muertes
8- El 80% de las muertes por diabetes se registran en países de ingresos bajos y medios 
 En los países desarrollados la mayoría de los diabéticos han superado la edad de jubilación, mientras que en los países en desarrollo el grupo más afectado es el de 35 a 64 años.
9- La diabetes es una causa importante de ceguera, amputación e insuficiencia renal 
La combinación de la falta de concienciación sobre la diabetes con el acceso insuficiente a los servicios de salud y a los medicamentos esenciales puede producir complicaciones como la ceguera, la amputación o la insuficiencia renal.
10-La diabetes de tipo 2 es prevenible 
Treinta minutos de actividad física de intensidad moderada casi todos los días y una dieta saludable pueden reducir drásticamente el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. La diabetes tipo 1 no puede prevenirse.

Fuente: telecinco.es

lunes, 25 de abril de 2016

¿Aumentan las estatinas el riesgo de desarrollar diabetes?


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Las estatinas son unos de los medicamentos que más se usan para tratar el colesterol alto, pero su consumo se ha vinculado con un leve aumento en las posibilidades de desarrollar diabetes. Un estudio detectó que algunas estatinas pueden aumentar esto más que otras. Sin embargo, los beneficios de las estatinas siguen siendo mayores que sus riesgos. Sigue leyendo para estar bien informado y habla con tu doctor sobre la selección de estatina que más te conviene.
El colesterol es una sustancia grasa que el cuerpo produce naturalmente y que cumple varias funciones vitales, como crear las paredes que rodean a las células. El colesterol no se disuelve en la sangre, tiene que ser transportado en la sangre por lipoproteínas. Hay dos tipos principales de lipoproteínas: las lipoproteína de baja densidad (LDL por sus siglas en inglés), que se conoce como el colesterol “malo”, y las lipoproteínas de alta densidad (HDL por sus siglas en inglés), al que llamamos colesterol “bueno”. El nivel se puede determinar con un examen de sangre.
Cuando los niveles del colesterol total están altos, y especialmente el colesterol de baja densidad (el LDL), aumenta el riesgo de desarrollar una condición que se conoce como aterosclerosis, que es la acumulación de grasa (lo que se llama placa) en las paredes internas de las arterias, que puede hacer que estas se estrechen o se bloqueen y que disminuyan o detengan el flujo de sangre a los órganos vitales, en especial el corazón (enfermedad coronaria, que puede causar un ataque cardíaco) y al cerebro (lo que puede producir un accidente cerebrovascular, derrame cerebral o apoplejía).
Para mantener los niveles del colesterol a raya, además de llevar una dieta baja en grasas saturadas y en grasas trans acompañada de ejercicios, el médico podría indicarte que tomes alguna medicina. Entre las más conocidas se encuentran las denominadas estatinas, cuya función principal es reducir el colesterol malo (LDL). Entre ellas, por ejemplo, se encuentran la atorvastatina (Lipitor), la fluvastatina (Lescol), la lovastatina (Mevacor), la pravastatina (Pravachol), la rosuvastatina (Crestor) y la simvastatina (Zocor).
Sin embargo, estas medicinas que son tan efectivas para reducir el colesterol han mostrado algunos efectos no deseados. En particular, su uso ha sido vinculado con un mayor riesgo de desarrollar diabetes, tanto que la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) ordenó que se pusiera una etiqueta con la advertencia en el envase.
Una investigación publicada en la revista especializada BMJ corrobora esta hipótesis. Según este hallazgo ciertas estatinas podrían aumentar las probabilidades de desarrollar diabetes tipo 2; el riesgo fue mayor entre los pacientes que tomaban atorvastatina (Lipitor), rosuvastatina (Crestor) y simvastatina (Zocor).
De todos modos, los investigadores aclaran que éste no es motivo para que las personas dejen de tomar estatinas. Es más aún, los expertos de distintas organizaciones y de varios países coinciden en que las ventajas de tomar estos medicamentos siguen siendo mayores que los riesgos.
Incluso, los especialistas de la FDA advierten que “el valor de las estatinas en la prevención de la enfermedad cardíaca está claramente establecido”, pero lo que indican los datos que surgen de este tipo de investigaciones es que “puede ser necesario evaluar los niveles del azúcar en la sangre, luego de comenzar un tratamiento con estatinas”.
¿Tienes colesterol alto y te han recetado estatinas? Antes de tirar las píldoras a la basura, recuerda que los beneficios de estas medicinas siguen siendo mayores que sus riesgos. Pero con esta información, si tienes dudas acerca de la estatina que tomas, consulta con tu médico para que te asesore de acuerdo a tu caso en particular.

Fuente: vidaysalud.com

viernes, 22 de abril de 2016

Síntomas de la diabetes en perros


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Son muchas las cosas que humanos y perros tenemos en común, incluyendo el riesgo de sufrir determinadas enfermedades como, por ejemplo, la diabetes, un trastorno que provoca que el páncreas no segregue la cantidad suficiente de insulina al torrente sanguíneo, lo que impide a las células metabolizar la glucosa. Afortunadamente, esta enfermedad es fácil de detectar y, además, permite al animal llevar una vida normal siguiendo un sencillo tratamiento. Eso sí, es importante que estés atento a tu mascota para ver si muestra alguno de los síntomas de la diabetes y, así, tratarla a tiempo.

Exceso de orina y sed

Uno de los principales síntomas de la diabetes en perros es el exceso de orina. Así, deberás estar muy atento a si tu mascota orina más veces o más cantidad de lo habitual. Por otra parte, es importante que tengas en cuenta que los perros con diabetes suelen tener mucha sed, un síntoma que está estrechamente relacionado con el que te acabamos de comentar. Por tanto, si notas que tu mascota bebe más agua de lo normal, es mejor que lo lleves al veterinario, sobre todo si has notado otros de los síntomas que te contamos hoy.

diabetes sintomas1Pérdida de peso y hambre

Aunque otro de los síntomas de esta enfermedad es el aumento del hambre, es importante que tengas en cuenta que los perros que sufren diabetes suelen perder peso aunque coman mucho más de lo que es habitual. Esto se debe a que las células no pueden usar las grasas sin insulina.

Cataratas

Por último, debes saber que muchos de los canes que padecen esta enfermedad desarrollan cataratas que, incluso, pueden provocar la ceguera del animal. Por tanto, es importante llevar al animal a un especialista antes de que sea demasiado tarde.

Fuente: animalmascota.com

miércoles, 20 de abril de 2016

Una base genética común para la diabetes de tipo 1 y la diabetes de tipo 2


Un estudio revela una base genética común para la diabetes de tipo I y la diabetes de tipo 2, basada en la inducción de fragilidad en las células productoras de insulina. Imagen: Museo de Ciencias de Londres. Imagen: John Goode (CC BY 2.0). 

Un estudio dirigido por el instituto VIB en Flandes, Bélgica, acaba de identificar una base genética común para la diabetes de tipo I y la diabetes de tipo II, lo que podría mejorar el diseño de terapias y fármacos para esta enfermedad metabólica.
La diabetes engloba diferentes trastornos del metabolismo caracterizados por la incapacidad para regular los niveles de glucosa en sangre como consecuencia de defectos en la producción de insulina por parte de las células beta-pancreáticas. La diabetes de tipo I, resultado de la destrucción autoinmune de las células productoras de insulina, comparte rasgos clínicos comunes con la diabetes de tipo 2, en la que cambios metabólicos dan lugar a que el organismo sea resistente a la insulina. No obstante, ambas entidades han sido consideradas como extremos de la enfermedad, en cuanto a las causas moleculares que la provocan.
Utilizando un modelo de diabetes en ratón, los investigadores del instituto VIB identificaron una serie de componentes genéticos que aumentan la predisposición a los dos tipos principales de diabetes, a través de un mecanismo que induce fragilidad en las células beta-pancreáticas de forma independiente a la acción del sistema inmune. Entre estos componentes se encuentran variantes genéticas en el gen Xrcc4 y expresión alterada del gen Glis3. Ambos genes intervienen en rutas moleculares identificadas también tras el análisis de expresión en muestras de pacientes.
“Gracias a nuestro componente genético, algunos de nosotros tenemos células beta que son resistentes y fuertes, mientras que otros tienen células beta que son frágiles y no pueden manejar el estrés,” indica Adrian Liston, director del trabajo. “Estos últimos son los que desarrollan diabetes, de tipo 1 o de tipo 2, mientras que aquellos con células beta más resistentes permanecerán sanos incluso si sufren de autoinmunidad o disfunción metabólica del hígado.”
Además, el equipo demostró la capacidad de la dieta rica en grasa para sustituir al componente genético en la aceleración de la muerte y senescencia de las células pancreáticas productoras de insulina, en una cepa de ratón resistente a la insulina. Esto confirma, una vez más, que la dieta es un factor importante en el desarrollo de la diabetes.
El nuevo trabajo identifica el fallo o la fragilidad de las células beta-pancreáticas como un mecanismo común en los dos tipos principales de diabetes. En este sentido, el equipo plantea que en el caso de la diabetes de tipo 1, el desarrollo inicial de la patología está mediado por un proceso autoinmune, mientras que la pérdida posterior de las células beta-pancreáticas deriva de estrés al que son sometidas las células que permanecen, para producir niveles de insulina suficientes.
Los resultados del estudio tienen importantes aplicaciones tanto para conocer mejor la base biológica responsable de la diabetes como para investigar nuevos tratamientos para la misma.  “Este nuevo modelo en ratón nos permitirá, por primera vez, probar nuevos fármacos antidiabéticos enfocados en preservar las células beta pancreáticas,” manifiesta Liston. “Hay muchos fármacos prometedores en desarrollo en compañías biomédicas que estaban esperando disponer de un modelo animal.”

Fuentes: New study may lead to improved treatment of type 2 diabetes. http://www.vib.be/en/news/Pages/Genetic-cause-found-for-loss-of-beta-cells-during-diabetes-development.aspx

revistageneticamedica.com 


lunes, 18 de abril de 2016

Crean en el laboratorio células productoras de insulina


 

La técnica ha sido probada en ratones que lograron controlar la glucosa gracias a estas células

Desde hace décadas, cientos de grupos de investigadores de todo el mundo tratan de desarrollar en el laboratorio células beta, que son las responsables de producir insulina en el cuerpo humano, que sirvan como terapia para pacientes diabéticos. Sin embargo, hasta ahora lo único que lograban era células similares pero no lo suficientemente maduras para producir insulina. Ahora ese muro parece haber sido derribado con el hallazgo de una proteína clave que es capaz de activar el proceso de maduración en el laboratorio. Aunque todavía no se ha probado su eficacia en humanos, los investigadores responsables de este avance sí han podido demostrar que los ratones tratados con estas células logran controlar su diabetes.
"Hemos demostrado que es posible producir células beta humanas funcionales en una placa de cultivo que responden casi tan bien como lo hacen de manera natural", explica Ronald Evans, un biólogo molecular del Instituto Salk de California y principal autor del estudio donde muestran sus resultados y que publica la revista Cell Metabolism.
Con el desarrollo de la investigación en células madre, se pensó hace años que estaba cerca el poder obtener en el laboratorio las células que en el páncreas producen la insulina, células beta. Sin embargo, poco tiempo después se vio la dificultad de este propósito. Años más tarde, con el método del japonés Shinya Yamanaka se creyó que iba a ser más fácil reprogramar una célula adulta para convertirla a posteriori en otra especializada, en este caso, en una célula beta. Pero, las dificultades volvieron a aparecer ya que, aunque los científicos sí lograron producir células pre-beta capaces de producir insulina pero no funcionales.
El equipo liderado por Evans pensó que debía haber algún factor clave que determinara el paso de una célula pre-beta o inmadura a una célula beta, madura y funcional. Para conocer ese elemento, compararon las diferencias entre estas células y observaron que había una proteína, vinculada a los receptores estrogénicos de las células, que se daba en unas cantidades muy superiores en las células beta adultas.
"En el músculo, estos receptores inducen un mayor crecimiento mitocondrial y promueven el uso oxidativo de azúcares y lípidos para generar energía", explica Evans. Cuando su equipo añadió la proteína ERR-gamma a células pre-beta que crearon en el laboratorio comprobaron que "respondían a la glucosa y producían insulina".
"Este avance se traducirá en una mejor y más controlada respuesta de la insulina que los tratamientos actuales", explica Michael Downes, científico del Instituto Salk y coautor del estudio. "Previamente no se sabía nada sobre el proceso de maduración de las células beta. Hemos estado echando un vistazo en una caja negra y ahora sabemos lo que pasa". Y corregirlo.
Porque con esta técnica, sencilla, barata y rápida, los investigadores podrían añadir la proteína ERR-gamma a las células pre-beta en una placa de cultivo y crear unas similares a las células beta humana que respondieran adecuadamente a los cambios de glucosa. "Cuando hemos eliminado la ERR-gamma de animales, la respuesta a la glucosa también se elimina, lo que prueba que este factor es el principal regulador de la maduración de las células beta".
"Creemos que este trabajo nos traslada a una nueva era para crear células beta funcionales", señala Evans. Pero lo que todavía no saben los investigadores es si esta técnica servirá para producir células beta funcionales en humanos. "Esperamos que sea un espejo de lo que pueda ocurrir en la clínica. Es emocionante porque esto [los resultados] sugieren que las células cultivas están listas".

 Fuente: elmundo.es/salud

viernes, 15 de abril de 2016

El riesgo de diabetes tipo 2 en niños se ha incrementado de forma exponencial"

La OMS ha decidido dedicar este año el Día Mundial de la Salud (7 de abril) a la diabetes. ¿Por qué hace falta una mayor toma de conciencia sobre esta enfermedad?


Por la elevada prevalencia de este trastorno que, además, no deja de crecer. Como quiera que existen medidas preventivas para evitar su aparición, es preciso concienciar a la población de este auténtico problema de salud. Así pues, ya se pueden instaurar medidas preventivas desde la edad pediátrica. Por otra parte conviene educar a la población sobre las personas de riesgo y la sintomatología de sospecha para realizar un diagnóstico precoz.
¿En qué consiste la diabetes infantil?


La diabetes infantil o diabetes mellitus tipo 1 es una enfermedad sistémica crónica de carácter autoinmune que se caracteriza por una destrucción progresiva de las células pancreáticas encargadas de segregar insulina. Esto conduce a una elevación de la glucosa sanguínea.


Como consecuencia de este incremento, se elimina por orina y produce un aumento de la diuresis, lo que se conoce como poliuria. Tras esta pérdida de orina, el organismo responde incrementando la ingesta de líquidos (polidipsia). Por otra parte, como no puede introducirse glucosa dentro de las células, aparece incremento del apetito (polifagia) a pesar de lo cual pierden peso. Esta forma de diabetes corresponde a más del 95% de casos en la edad pediátrica. Con mucha menor frecuencia, menos del 5% de casos en nuestro medio, podemos encontrar la diabetes tipo 2, relacionada con obesidad y resistencia a la acción de la insulina. Finalmente, también debemos indicar que existe un grupo heterogéneo de forma de diabetes monogénicas que tienen un patrón de herencia conocido pero que suponen menos del 3% de casos en total.


¿Existen factores genéticos que influyan en su aparición? ¿Qué factores pueden provocar la aparición de esta enfermedad en los más pequeños? ¿Hay un perfil más o menos definido del niño con diabetes?


En la diabetes mellitus tipo existe una predisposición genética para su desarrollo que es condición necesaria, pero no suficiente, ya que influyen otros factores medioambientales para su aparición como podrían ser infecciones virales, dieta y localización geográfica. Puede aparecer a cualquier edad pediátrica con un pico de incidencia alrededor de los 6 años y entre los 10 y 14 años, diagnosticándose antes de los 10 años de vida en aproximadamente el 45% de los pacientes con diabetes tipo 1.


Los malos hábitos dietéticos y el sedentarismo favorecen la obesidad infanto-juvenil. Esta obesidad a largo plazo puede favorecer la aparición de diabetes tipo 2 en adolescentes.


¿Cuál es el tratamiento para la diabetes infantil?


En el caso de la diabetes mellitus tipo 1 el tratamiento consiste en administrar la insulina que el páncreas ha dejado de fabricar. La única manera efectiva que existe hoy día es mediante una inyección en el tejido celular subcutáneo. Es necesario administrar insulina antes de cada comida y una o dos dosis de insulina lenta a lo largo del día para cubrir las necesidades basales. Además, es preciso controlar rigurosamente la ingesta de hidratos de carbono.


En la diabetes tipo 2 hay que mantener hábitos de vida saludables incluyendo ejercicio y control de ingesta de hidratos de carbono. Por otra parte, los pacientes pueden precisar tratamiento con metformina, el único antidiabético oral aprobado en la infancia,


¿La enfermedad es también crónica, como en los adultos, o puede revertirse con un estilo de vida y un tratamiento adecuados? ¿Cree que hace falta una mayor concienciación a los padres sobre los riesgos del sedentarismo y la obesidad?


Se trata de una enfermedad crónica que, por el momento, no tiene ningún tratamiento curativo. Dado que el páncreas ha perdido la capacidad de segregar insulina es necesario administrar esta molécula de forma exógena de por vida.


La obesidad y el sedentarismo en aumento favorecen el desarrollo de una diabetes mellitus tipo 2 o del adulto, dado que en los países en desarrollo los índices de obesidad infantil y sedentarismo se han disparado, el riesgo de desarrollar una diabetes tipo 2 se ha incrementado exponencialmente.


¿Habría que propiciar una mayor regulación de la oferta de bollería industrial, golosinas, etcétera, en colegios o lugares con presencia numerosa de menores?


Es imprescindible propiciar hábitos nutricionales saludables y evitar el sedentarismo en la infancia para prevenir la aparición de la diabetes tipo 2 en el futuro. Sin duda, cualquier acción que disminuya el consumo de azúcares simples y favorezca el ejercicio, es una medida con un impacto favorable para la salud de la población a corto y largo plazo.


¿En qué medida reduce la esperanza de vida el hecho de sufrir diabetes durante la infancia?


Las complicaciones a largo plazo de la diabetes dependen de múltiples factores: tiempo de evolución de la enfermedad, dieta, control glucémico y estilo de vida. Las complicaciones a largo plazo incluyen nefropatía, neuropatía, retinopatía y enfermedades cardiovasculares. La esperanza de vida se va a reducir en mayor o menor medida en función del número y la gravedad de las complicaciones asociadas. Por ello, el objetivo del tratamiento de la diabetes infantil es, mediante un adecuado control glucémico, ejercicio y hábitos nutricionales saludables, prevenir la aparición de complicaciones a largo plazo. Si conseguimos prevenir el desarrollo de estas complicaciones, nuestros pacientes no verán menguada su esperanza de vida frente a la población general.

miércoles, 13 de abril de 2016

El cribado de la diabetes gestacional debe ser más precoz para proteger la salud del bebé


 

 Los hijos de mujeres con diabetes gestacional tienen un riesgo cinco veces superior de ser excesivamente grandes ya en la semana 28 de embarazo

Los niños con un mayor peso en el momento de su nacimiento tienen un riesgo superior de desarrollar distintas enfermedades a lo largo de su vida, caso de la obesidad y de la diabetes tipo 2. Un aspecto muy a tener en cuenta ya desde el mismo momento de su gestación, pues el índice de masa corporal (IMC) y los niveles de azúcar en sangre de la madre durante el embarazo conllevan que el futuro hijo tenga un mayor tamaño. De hecho, un nuevo estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) muestra que las embarazadas obesas que desarrollan diabetes gestacional tienen un riesgo hasta cinco veces superior de que sus niños sean excesivamente grandes ya a los siete meses de gestación. Y el problema, como indica este estudio publicado en la revista «Diabetes Care», es que el cribado para la detección de la diabetes gestacional se lleva a cabo demasiado tarde, cuando ya no se puede hacer nada y, por tanto, la salud del futuro bebé puede estar ya comprometida.
Por lo general, el cribado de la diabetes gestacional debe llevarse a cabo mediante la medición de los niveles de glucosa en sangre entre las semanas 8 y 12 del embarazo. Y asimismo, las sociedades médicas recomiendan que aquellas mujeres en alto riesgo de desarrollar la enfermedad sean sometidas a un test más exhaustivo entre las semanas 24 y 28. El resultado es que, en realidad, la mayor parte de las embarazadas son sometidas a las pruebas para detectar esta diabetes gestacional cuando ya se encuentran en la semana 28 de gestación.
Como explica Ulla Sovio, directora del estudio, «nuestro estudio sugiere que los niños de las mujeres posteriormente diagnosticadas de diabetes gestacional son ya anormalmente grandes en el momento en que se realizan las pruebas para detectar la enfermedad en las madres. Por tanto, y dadas las complicaciones que conlleva la diabetes gestacional para las madres y para sus bebés, un cribado más precoz de la enfermedad podría mejorar la salud a corto y a largo plazo de las mujeres y de sus hijos».

Tamaño mucho mayor

Para llevar a cabo el estudio, los autores emplearon técnicas de ecografía para analizar el tamaño de los bebés –medición de las circunferencias de la cabeza y abdominal– cuando aún se encontraban en los úteros de un total de 4.069 mujeres, 171 de las cuales (4,2%) habían sido diagnosticadas de diabetes gestacional –pero nunca antes de la semana 28 de embarazo.
El tamaño de los futuros neonatos en la semana 20 de gestación fue prácticamente similar con independencia de que las madres hubieran desarrollado o no diabetes gestacional –lo que no se sabría hasta la semana 28–. Sin embargo, el crecimiento de los fetos cuyas madres fueron posteriormente diagnosticadas de la enfermedad se disparó entre las semanas 20 y 28, por lo que como refieren los autores, «el inicio del trastorno del crecimiento fetal en la diabetes gestacional tiene lugar antes de que se realicen las pruebas para su detección».

Es más; en el caso específico de las mujeres con obesidad –un IMC elevado es el principal factor de riesgo para la diabetes gestacional–, los resultados mostraron un riesgo dos veces superior de que el niño fuera anormalmente grande en la semana 28. ¿Y qué pasó en el caso de las mujeres que, además de obesidad, tenían diabetes gestacional? Pues que, alcanzada la semana 28, el riesgo de un crecimiento fetal excesivo fue hasta cinco veces superior.
Como indica Ulla Sovio, «el cribado precoz fue resultar particularmente beneficiosos para las mujeres obesas, dado que en estos casos el crecimiento fetal ya resulta anormal en la semana 20. Así todas las intervenciones dirigidas a reducir el riesgo de un peso anormal en el momento del nacimiento en los hijos de las mujeres obesas deberían implementarse de forma más temprana».

Proteger la salud del neonato

Numerosos estudios han demostrado que los hijos de las mujeres con diabetes gestacional tienen un mayor riesgo de obesidad infantil. Unos estudios, sin embargo, que no han demostrado que el cribado de la diabetes gestacional y las posibles medidas para tratarla reduzca este riesgo. Pero es que como refiere Gordon Smith, co-autor del estudio, «el cribado y las intervenciones se llevan a cabo cuando los efectos de la diabetes gestacional ya se han manifestado en el feto».
Entonces, este cribado más precoz de la diabetes gestacional requerido por los investigadores, ¿qué beneficios prácticos tendría para la madre y para su bebé? Pues aún a día de hoy no se han establecido. Como concluye Gordon Smith, «hay una necesidad urgente de estudios que evalúen los efectos del cribado temprano tanto sobre el embarazo como sobre la salud a largo plazo de los descendientes».

Fuente: abc.es



lunes, 11 de abril de 2016

Investigadora mexicana crea nanotejidos para tratamiento de pie diabético


Claudia Oliva Mendoza Barrera. Foto: ZonaFranca 

De acuerdo con la científica veracruzana, miembro nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), la actividad terapéutica que propone con estas nanofibras es emplearlas como sistemas de reemplazo en la piel que generen células nuevas, reconstruyendo así los tejidos cutáneos en pacientes con pie diabético.

 Claudia Oliva Mendoza Barrera, investigadora del Centro de Investigación en Micro y Nanotecnología (Microna) de la Universidad Veracruzana, ha desarrollado en forma experimental nanofibras para el tratamiento de pie diabético y prevención de gangrena en pacientes con esta enfermedad.
Mendoza Barrera, doctora en ciencias con especialidad en física y miembro del cuerpo de investigadores de la línea de investigación nanotecnología y biomedicina, concedió una entrevista a la Agencia Informativa Conacyt para hablar sobre el proyecto que ella dirige.
De acuerdo con la científica veracruzana, miembro nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), la actividad terapéutica que propone con estas nanofibras es emplearlas como sistemas de reemplazo en la piel que generen células nuevas, reconstruyendo así los tejidos cutáneos en pacientes con pie diabético.
“Son fibras de polímero, las cuales estamos acoplando a fármacos, como antimicóticos y vascularizadores, que regeneren y mantengan la piel libre de infecciones. Lo que normalmente ocurre con las extremidades de los pacientes es que con los años pierden vascularización, formándose llagas en las extremidades inferiores; curar estas llagas no es barato, normalmente el costo de estos procedimientos ronda cerca de los 500 pesos, y dependiendo de la gravedad de la herida, el paciente debe asistir a distintas sesiones para su tratamiento. La idea es utilizar biopolímeros dentro de la llaga, los cuales incluirán los fármacos suficientes que ayuden a reconstruir el tejido desde el interior, dejando de lado tratamientos costosos y prolongados”.
La doctora Mendoza Barrera explicó que a través de la técnica de electrohilado de polímeros se ha llevado a cabo la elaboración de estas nanofibras para reconstrucción de tejidos. El electrohilado consiste en aplicar una corriente eléctrica de alto voltaje a una solución polimérica contenida en una jeringa con aguja metálica conectada a una fuente de energía, mientras que en el otro extremo de la jeringa hay un colector metálico donde se depositan las nanofibras.
Cuando dicha solución es expuesta al voltaje, la solución del polímero es expulsada hacia el colector en forma de hilo, es en este trayecto cuando la sustancia se evapora dando lugar a la formación de las nanofibras, que terminan recabadas en el recolector.
LA ETAPA EXPERIMENTAL
Estas nanofibras son fabricadas en los laboratorios del Microna. El proyecto dirigido por la doctora Claudia Oliva Mendoza Barrera cuenta con la colaboración del doctor Víctor Altuzar, miembro del cuerpo de investigadores quienes han encaminado sus pesquisas científicas a la aplicación de biomateriales y sensores en la actividad terapéutica de enfermedades.
Por último, la investigadora dijo que dicho proyecto se encuentra aún en etapa experimental. “Prevemos probarlo en humanos en los próximos años. El gran problema con los desarrollos tecnológicos orientados a la medicina es la barrera sanitaria, porque es importante pensar en la seguridad del paciente. Esperamos continuar con la investigación y contar con los recursos necesarios para hacerlo. El plan es encaminar la fabricación de estas nanofibras a nivel industrial y a un bajo costo, hacer de los tratamientos algo fácil, rápido, eficiente y barato”.

Fuentes:  sinembargo.mx 
                 zonafranca.mx

viernes, 8 de abril de 2016

¿Adiós al uso de insulina en diabéticos?


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Especialistas del Servicio de Hematología y Endocrinología del Hospital de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) han desarrollaron un tratamiento inmunosupresor y autotrasplante de células madre, con el que han logrado regenerar la hormona de la insulina necesaria en los pacientes con diabetes tipo 1.


La diabetes tipo 1 se produce debido a que las células productoras de insulina, localizadas en el páncreas, son incapaces de cumplir con su proceso, o lo hacen de forma ineficiente. Y la insulina es fundamental para que los órganos absorban el azúcar necesaria para que produzcan energía. Ello obliga a los pacientes a depender del tratamiento con insulina de por vida.
Actualmente la diabetes afecta actualmente a más de 285 millones de personas en el mundo y se espera que alcance los 438 millones en 2030. En México la diabetes fluctúa entre los 6.5 y los 10 millones.
“No decimos que la enfermedad quedó curada, sino que las células entran en remisión, porque el defecto de la producción de los anticuerpos tiene que ver con la genética y eso no se lo podemos cambiar con el trasplante, pero sí podemos lograr que dejen de producir anticuerpos y esto le da una pausa a las células que producen insulina para volver a funcionar”, dijo el doctor Fernando Lavalle González, responsable de la investigación.
La insulina se necesita para movilizar el azúcar de la sangre hasta las células. Sin la insulina suficiente, la glucosa se acumula en el torrente sanguíneo en lugar de entrar en las células, lo que produce hiperglucemia, situación que se traduce en pérdida de memoria y convulsiones.
La diabetes tipo 1 puede ocurrir a cualquier edad, pero se diagnostica con mayor frecuencia en niños y adolescentes, especialmente cuando éstos tienen 6 y 12 años de edad.
“Todos relacionamos que el trasplante significa tomar medicamentos de por vida para evitar el rechazo; esto es un autotrasplante, después de la quimioterapia no requieren ningún tratamiento especial, ni medicamentos de por vida”, dijo el Dr. Fernando Lavalle González, co-autor.
Cabe destacar que aunque en otros países ya existe este tratamiento, el Hospital Universitario es el primero a nivel mundial en llevarlo a cabo de forma ambulatoria y con una reducción en costo de hasta el 80%.
En el estudio siete pacientes ya lograron suspender el uso de insulina completamente, lo que les ayudará a mejorar sus calidades de vida.
Cualquier persona interesada en obtener más información o ser candidato a este tratamiento, puede comunicarse al Servicio de Endocrinología del Hospital Universitario al 8347-5528 y 8348-8510.
Fuente: unocero.com

miércoles, 6 de abril de 2016

Diabetes tipo 2 y esqueleto


 

A pesar de tener una masa ósea normal a elevada, los pacientes con diabetes tipo 2 tienen un aumento moderado del riesgo de fractura, independiente del sexo y la raza o la etnia.

 ntroducción
La diabetes mellitus (DM) es una enfermedad crónica asociada con comorbilidades importantes. Las complicaciones ampliamente reconocidas son la neuropatía, la nefropatía y la retinopatía, las cuales pueden resultar en una morbilidad sustancial que lleva a hospitalizaciones recurrentes y al aumento de los costos en salud. El trastorno comórbido más grave es la muy elevada prevalencia de enfermedades cardiovasculares coexistentes.

Epidemiología del riesgo de fractura y densidad mineral ósea en la DM2
Aumento del riesgo de fractura en la DM2
La evidencia acumulada durante las últimas 2 décadas sugiere que la DM2 se asocia con hasta 3 veces más riesgo de fracturas de cadera y otras fracturas no vertebrales, dependiendo del sitio del esqueleto y la gravedad de la enfermedad. Por ejemplo, el Health, Ageing, and Body Composition Study evaluó prospectivamente la fracturas incidentales no traumáticas en hombres y mujeres de la comunidad e informó que la DM2 se asoció con un aumento del 64% de fracturas en todos los sitios en comparación con los participantes no diabéticos, incluso después de ajustar por la DMO y otras covariables.
Del mismo modo, en el Women’s Health Initiative Observational Study, que incluyó a más de 93.000 mujeres posmenopáusicas, las personas con DM2 tuvieron un incremento del 20% del riesgo de fractura en comparación con aquellas sin DM2, a pesar de una mayor DMO basal.
La gravedad de la enfermedad podría afectar negativamente el riesgo de fractura, como lo demuestran los hallazgos en hombres con DM2 tratados con insulina, quienes tuvieron casi 2 veces mayor riesgo de fracturas no vertebrales en comparación con los hombres normoglucémicos, incluso después del ajuste multivariado, incluyendo la DMO y el antecedente de caídas. Se destaca que existe una relación aún más estrecha entre las fracturas y la diabetes en los americanos de origen mexicano y los individuos de raza negra no hispanos que entre los individuos de raza blanca no hispanos.
Entre las fracturas no vertebrales, las más estudiadas en pacientes con diabetes han sido las de cadera. En una revisión sistemática de 16 estudios de observación independientes, que incluyeron 836.941 participantes y 139.531 casos de fracturas incidentales, la DM2 se asoció con 2-3 veces mayor riesgo de fractura de cadera en ambos sexos que en los individuos sin diabetes.
Por otra parte, un estudio prospectivo de 63.257 participantes de la población china mostró un riesgo 2 veces mayor de fractura de cadera en las personas con DM2 comparadas con los no diabéticos. Dicho riesgo aumenta en función de la duración de la DM 2. Es importante destacar que el control glucémico parece tener un papel definitorio sobre este riesgo. Li y col. informaron un aumento lineal de la incidencia de fractura de cadera asociado al aumento de la HbA1c.
El efecto de la DM2 en el riesgo de fractura en sitios distintos de la cadera es menos consistente. Un metaanálisis no ha mostrado ningún cambio en el riesgo o halló solo un pequeño aumento mientras que los estudios individuales informaron un aumento del riesgo de fracturas del pie, tobillo y húmero. Los informes sobre la asociación entre la DM2 y la fractura vertebral han sido contradictorios, aunque algunos estudios informan un aumento significativo o una tendencia hacia un aumento del riesgo de fractura vertebral en la DM2, mientras que otros no hallaron ningún efecto.
Estas observaciones discrepantes podrían atribuirse a las deficiencias en el diseño del estudio (es decir, estudio basado en la población vs. ensayo clínico), definiciones de la diabetes inconsistentes y métodos de determinación de fractura vertebral variables. En el futuro se deberán hacer estudios que incorporen evaluaciones estandarizadas de las fracturas vertebrales para aclarar el riesgo de estas fracturas en la DM2.
En resumen, hay mucha evidencia que sugiere que la DM2 se asocia con un aumento moderado del riesgo de fracturas de cadera y no vertebrales, independientemente del sexo y el origen étnico del paciente. Aunque el aumento del riesgo de fractura es modesto, el creciente número de personas con DM2 en todo el mundo lo convierte en un importante problema de salud pública y clínica.
Densidad mineral ósea en la DM2
Cabe destacar que el aumento del riesgo de fracturas se produce a pesar de una fuerte evidencia de que la DMO es normal a elevada en los pacientes con DM2, tanto en la cadera como en la columna vertebral. En particular, en un metaanálisis de 35 estudios, la DMO de la cadera y la columna fue aproximadamente 4-5% mayor en las personas con DM2 que en los individuos no afectados.
Esta DMO más elevada en la DM2 es similar en ambos sexos y en todos los grupos raciales y étnicos, incluyendo los americanos de origen mexicano e individuos de raza blanca y negra. Los estudios realizados en poblaciones de Asia oriental son menos que en estos otros grupos, y los resultados tienden a mostrar una asociación menos estrecha entre la DM2 y el aumento de la DMO.
En la DM2, e índice de masa corporal (IMC) se asocia estrechamente con la DMO  y podría explicar, en parte, el aumento de la DMO en la DM2 en comparación con las personas no diabéticas Sin embargo, muchos estudios muestran que la DMO más elevada persiste en los pacientes con DM2 después de ajustar por el IMC, lo que sugiere la existencia de otro factores, como la hiperinsulinemia, que podrían contribuir a una mayor DMO en estos pacientes.
La mayoría de los estudios que examinan la DMO en las personas con DM2 se han basado en la absorciometría dual de rayos X (DXA), una técnica pasible de errores de precisión en los individuos obesos. Sin embargo, en estudios más recientes, el empleo de técnicas avanzadas de imágenes tridimensionales ha confirmado una mayor DMO volumétrica total en varios sitios del esqueleto de personas con DM2, en comparación con individuos no diabéticos, incluyendo el cuello del fémur, la columna lumbar, el radio distal y la tibia distal.
A pesar de esta DMO relativamente mayor en la mayoría de los pacientes con DM2, varios informes muestran que la misma se asocia con un aumento de la tasa de pérdida ósea. Por ejemplo, el Study of Osteoporotic Fractures, una cohorte prospectiva de más de 9,000 mujeres ≥65 años mostró una la pérdida de la DMO del 40 al 70% más rápida en la de cadera de las mujeres con DM 2 que en las mujeres sin diabetes, lo cual se explica solo en parte por la pérdida de peso por intervalos.
En este estudio, las personas con DM2 también perdieron DMO en la columna vertebral, mientras que sus pares no afectadas ganaron hueso en esta región. Del mismo modo, en el Fracture Intervention Trial y el Study of Women Across Nation se halló un aumento de las tasas de pérdida ósea en la cadera de los pacientes con DM2, mientras que en el multirracial Health, Ageing, and Body Composition Study, la pérdida acelerada de la masa ósea en la cadera de las personas con DM2 solo se halló en las mujeres de raza blanca y no en las mujeres de raza negra o en los hombres.
Este patrón de aumento de la pérdida de masa ósea podría contribuir al riesgo de fractura en los pacientes con DM2 debido a que la tasa de pérdida ósea es un predictor de fractura osteoporótica independiente del IMC. Estos datos son importantes para el clínico ya que podrían afectar los intervalos seleccionados para el cribado de la DMO.
Contribuciones estructurales y materiales a la fragilidad del esqueleto en los diabéticos
Las fracturas se producen cuando las fuerzas aplicadas a un hueso exceden su resistencia. La resistencia total del hueso está determinada por la masa ósea, la microarquitectura y la macroarquitectura óseas y, las propiedades intrínsecas de la matriz medular, tales como el grado de mineralización, el contenido de colágeno y el grado de reticulación del colágeno.
El mayor riesgo de fractura a pesar de una  masa ósea normal o incluso aumentada en las personas con DM2 implica: 1) alteración de la microarquitectura ósea o déficit em las propiedades del material óseo que contribuyen a la fragilidad esquelética en los diabéticos, o ambos; y/o 2) aumento de la incidencia o la gravedad de las caídas, tal vez atribuible a la hipoglucemia después del tratamiento con insulina, o a las complicaciones de la enfermedad microvascular, como la neuropatía o la retinopatía.
Estructura ósea en la DM2
El desarrollo de la tomografía computarizada (TC) periférica de alta resolución cuantitativa (TC-PARC), que permite la evaluación no invasiva de la microarquitectura ósea in vivo ha sido investigada en varios estudios, con la hipótesis de que las alteraciones de la estructura ósea asociadas a la DM afectan la fragilidad ósea.
Usando esta técnica, Burghardt y col. fueron los primeros en informar que las mujeres posmenopáusicas con DM2 tienen una microarquitectura trabecular ósea similar o mejor comparada con los controles no diabéticos, pero tienen alteraciones en la cortical del hueso, como se evidencia por el aumento de la porosidad cortical y la menor densidad cortical.
Un patrón similar de hueso trabecular conservado pero con mayor porosidad cortical fue hallado en mujeres diabéticas posmenopáusicas afroamericanas y en mujeres posmenopáusicas con DM2 y fracturas predominantemente por fragilidad. Sin embargo, otro estudio comparó a mujeres posmenopáusicas con DM2 de larga data con controles de la misma edad sin diabetes y no halló diferencias en la microarquitectura ósea.
La discrepancia entre estos estudios puede deberse al pequeño número de pacientes con diabetes que participó en cada uno (n ≤30) o a la heterogeneidad de las características de los pacientes, particularmente la duración de la enfermedad, los hipoglucemiantes utilizados, el grado de control glucémico y la presencia de complicaciones microvasculares diabéticas. Es importante destacar que la diferencia absoluta de la porosidad cortical ósea entre las personas con y sin diabetes es bastante pequeña (0,8-2,4%) y no afecta negativamente a la resistencia ósea total.
Sin embargo, la resolución de los dispositivos de la TC-PARC impide la evaluación directa de la arquitectura trabecular y la detección de los poros corticales pequeños (<100µ) que podrían afectar la resistencia de los huesos. No obstante, más que contribuir sustancialmente a la fragilidad esquelética, la mayor porosidad cortical hallada en los pacientes con DM2 podría actuar como un biomarcador de los efectos negativos de la DM sobre el esqueleto.
Se destaca que la porosidad cortical generalmente se asocia a un mayor recambio óseo. Sin embargo, según los informes, en los pacientes con DM2, el recambio óseo es inferior a lo normal. Esta observación indica que los marcadores séricos del recambio óseo no reflejan con precisión el metabolismo óseo en el esqueleto periférico o que el aumento de la porosidad puede resultar de un proceso independiente de la remodelación ósea, tales como la osteólisis de los osteocitos. En general, el hueso trabecular preservado y el poco déficit óseo en el hueso cortical de los pacientes con DM2 indican que hay otros factores además de los cambios en la microestructura ósea que podrían contribuir a la fragilidad del esqueleto en estos pacientes.
Propiedades de la matriz ósea en la DM2
Muchas complicaciones de la DM2 están producidas por la acumulación de los productos finales de la glicación avanzada (PFGA), que se generan a partir de la glucoxidación química no enzimática de los grupos aminoproteícos que se acumulan en diversos tejidos, incluyendo el hueso, en función del tiempo y la concentración de glucosa.
La hiperglucemia asociada a la diabetes acelera la formación de los PFGA, lo que podría tener efectos negativos sobre la calidad ósea. Por ejemplo, la incubación in vitro de muestras de hueso esponjoso humano, en solución de ribosa para imitar la hiperglucemia asociada a la DM, aumenta el contenido de PFGA con efectos negativos sobre la calidad de la matriz ósea, aumentando la fragilidad del colágeno, reduciendo la capacidad de disipación de la energía de la matriz ósea y, aumentando el daño  microscópico.
Sin embargo, aunque se presume que los PFGA acumulados en el tejido óseo de las personas con DM2, los datos muestran que el aumento de los PFGA en el hueso de estos pacientes es escaso y por lo tanto se desconoce cuál es la importancia de estos hallazgos respecto de la fragilidad del esqueleto en los seres humanos diabéticos.
La evaluación in vitro de las propiedades de la matriz ósea es problemática. Hasta hace poco, la evaluación de las propiedades mecánicas de la matriz ósea requería un método invasivo para obtener las muestras de médula ósea, lo que hizo que su uso no pudiera hacerse rutinariamente en los estudios clínicos. Sin embargo, el desarrollo de la indentación de los puntos de referencia ahora permite la medición percutánea de las propiedades de indentación del hueso cortical.
La técnica de la indentación del punto de referencia mide la distancia que una sonda aguda (radio de 2,5 micras en la punta) desciende en el hueso por una fuerza aplicada establecida, y podría reflejar la capacidad del hueso para resistir la generación de una fisura y su progresión.
Farr y col. utilizaron esta técnica en una pequeña cohorte de 30 mujeres posmenopáusicas con DM2 de larga duración e informaron que estas mujeres tenían aproximadamente una disminución de la propiedad de de indentación del 10% comparadas con los controles sin diabetes, a pesar de que la DMO y la microarquitectura ósea eran similares en ambos grupos. Estos datos indican la posibilidad de que las fracturas por fragilidad en los pacientes con DM2 podrían deberse en parte al compromiso de las propiedades de la matriz ósea, aunque se necesita más investigación para confirmar estos resultados.
Metabolismo óseo en la DM2
Función de los osteoblastos en la DM2
La DM2 es una enfermedad debida al uso alterado de la glucosa y a un mayor almacenamiento de energía. En los tejidos muscular y adiposo se incrementa la resistencia a la insulina, de manera que la captación de glucosa mediada por la insulina está alterada. Esta disfunción se debe a la supresión del transportador de glucosa GLUT4 en el músculo, como resultado de los cambios en la molécula de señalización IRS1, la acumulación de ácido graso y el estrés oxidativo.
En los adipocitos se produce un proceso similar que se asocia con los efectos tóxicos de los ácidos grasos de cadena larga. Por el contrario, los osteoblastos expresan GLUT1 y GLUT3, que no necesitan insulina para el transporte de glucosa; por lo tanto, las células son capaces de tomar la glucosa adecuadamente por acción de masa. GLUT1 predomina en la diferenciación temprana de los osteoblastos y es necesaria para la glucólisis, la que a su vez se necesita para cubrir las demandas de ATP para la síntesis de los osteoblastos y la mineralización.
No obstante, la hiperglucemia crónica y la obesidad pueden causar cambios en la señalización del receptor y del pos receptor de los osteoblastos. Wei y col. informaron que una dieta hipergrasa en ratones mejora los ácidos grasos saturados libres intracelulares llevando a la ubicuitinación del receptor de insulina y a la posterior degradación. Esto a su vez reduce la resorción ósea y por lo tanto baja la osteocalcina carboxilada. Sin embargo, no existen estudios similares en los seres humanos que describan cómo la hiperglucemia crónica afecta a los transportadores de glucosa, a la acumulación de ácidos grasos o a los receptores de insulina en los osteoblastos.
Recambio óseo y remodelación ósea en la DM2
Los marcadores del recambio óseo se determinan en suero u orina mediante análisis bioquímicos, y se supone que reflejan la tasa neta de formación y reabsorción del hueso.
Un metaanálisis que incluyó 22 estudios mostró que la formación del marcador de hueso osteocalcina y el marcador de resorción ósea CTX-1 fue significativamente menor en las personas con DM que en aquellos no diabéticos, mientras que otros marcadores de recambio óseo (fosfatasa alcalina específica del hueso, NTX e hidroxiprolina) no fueron diferentes. En total, la mayoría de los estudios, pero no todos, mostró menor renovación ósea en los pacientes con DM2.
En vista del aumento de la extensión de la glicación del colágeno en la DM es importante considerar si las evaluaciones bioquímicas de los marcadores del recambio óseo basadas en el colágeno, incluyendo CTX-1 y NTX, deben ser interpretadas de manera similar en aquellos con o sin diabetes.
Sorprendentemente, dicen los autores, pocos son los estudios que han informado el análisis histomorfométrico directo en la remodelación ósea de los seres humanos con DM2. Un estudio de biopsias de cresta ilíaca de 8 pacientes (2 DM1 y 6 con DM2) halló una baja formación de hueso; sin embargo, se agruparon los datos de ambos tipos de DM y se compraron con el grupo control compuesto por mujeres premenopáusicas.
No obstante, estos datos son consistentes con un estudio más reciente que informó una superficie de mineralización, tasa de formación de hueso, superficie osteoide, superficie de osteoblastos significativamente menores en 5 pacientes con DM2 en comparación con 4 controles de la misma edad sin diabetes.
En una serie de 26 pacientes con DM2, Leite Duarte y col. también informaron un volumen bajo de recambio óseo en la DM2, evidenciado por la escasez de osteoblastos y la menor cantidad de osteoide. Si el recambio óseo bajo contribuye más al mayor riesgo de fractura en las personas con DM2 que en las personas sin diabetes está aún por determinarse.
Otros marcadores del metabolismo óseo en la DM2
Para estudiar el metabolismo óseo en la DM2 se han utilizado otros índices bioquímicos. Las concentraciones séricas de esclerotiza, un potente inhibidor de la formación de hueso producida por los osteocitos, son más elevadas mientras que las concentraciones del factor de crecimiento insulínico 1 (IGF-1) son más bajas en las mujeres posmenopáusicas con DM2 y fracturas vertebrales en comparación con las mujeres posmenopáusica no diabéticas y sin fracturas vertebrales.
Las menores concentraciones de hormona paratiroidea se han asociado a un recambio óseo bajo en hombres mayores y en mujeres >70 años con DM2. Otro marcador nuevo del metabolismo óseo es el número de células osteoprogenitoras circulantes, medidas por citometría de flujo. En los estados de recambio óseo elevado o bajo, los cambios en el número absoluto de células osteoprogenitoras pueden ser indicativos de anomalías en la remodelación ósea. Manavalan y col. informaron que las células osteoprogenitoras circulantes están reducidas en los pacientes con DM2.
Como biomarcadores de la acumulación de PFGA y quizás de la fragilidad esquelética diabética se han investigado las concentraciones séricas y urinarias de pentosidina. El aumento de las concentraciones de pentosidina sérica en mujeres posmenopáusicas sin diabetes y el aumento de las concentraciones urinarias en las mujeres posmenopáusicas con DM2 se asocian con fracturas vertebrales, independientemente de la DMO.
Por lo tanto, dicen, aunque algunos estudios sugieren que las concentraciones de pentosidina en el suero y la orina pueden evidenciar la fragilidad esquelética en los pacientes con DM 2, se requieren más estudios para evaluar la utilidad de estas mediciones en la práctica clínica habitual.
Fisiopatología de la enfermedad ósea en la DM2: primeras etapas de la enfermedad
La patogénesis de la fragilidad esquelética diabética es multifactorial e incluye la obesidad, la hiperinsulinemia, la hiperglucemia, la acumulación de PFGA y la presencia de la enfermedad microvascular. Estos trastornos están bien compensados o potenciados entre sí y por otros factores en distintos momentos de la historia natural de la enfermedad. De tal como que los cambios fisiopatológicos de la enfermedad ósea en los diabéticos pueden ser ampliamente discutidos por separado, teniendo en cuenta los factores que afectan al esqueleto en las fases temprana y tardía de la DM, en la que la primera fase se caracteriza por resistencia a la insulina e hiperinsulinemia, y la fase tardía por el fracaso de las células β, el envejecimiento acelerado y el desarrollo de complicaciones vasculares.
Obesidad y resistencia a la insulina
En la fase temprana de la DM, la obesidad y la hiperinsulinemia a menudo están presentes, y es un problema poder identificar la contribución de la obesidad a la salud esquelética comparada con la hiperinsulinemia. Es importante una mejor comprensión del efecto de la obesidad versus la hiperinsulinemia sobre el metabolismo óseo porque a pesar de que todos los pacientes con DM2 tienen resistencia a la insulina, estrechamente correlacionada con la obesidad, no todos los individuos que son obesos tienen resistencia la insulina y como corolario, no todos los pacientes con DM2 son obesos.
Obesidad y hueso
Los efectos de la obesidad sobre la salud ósea son complejos y pueden ser considerados una interacción entre los factores que favorecen la fragilidad esquelética reducida consecuente a una mayor carga mecánica, y los factores que conducen al aumento de la fragilidad del esqueleto mediada por la producción de citocinas proinflamatorias y adipocinas.
Las relaciones entre el IMC, la DMO y el riesgo de fractura han sido muy estudiadas. Un metaanálisis de casi 400.000 individuos informó que la asociación entre el IMC y el riesgo de fractura es compleja y difiere según la zona esquelética. En general, el aumento del IMC se asoció a un riesgo más bajo de todas las fracturas osteoporóticas.
Sin embargo, después del ajuste de la DMO, el aumento del IMC fue solamente protector para las fracturas de cadera. Este hallazgo sugiere que ese efecto positivo de la DMO en las fracturas está mediado en gran parte por una DMO elevada, aunque el efecto protector residual de un IMC elevado sobre las fracturas de cadera podría estar relacionado con el efecto amortiguador del tejido adiposo aumentado en el trocánter mayor. En particular, los individuos que tienen sobrepeso o son obesos, aunque están protegidos de algunas fracturas, tienen mayor riesgo de fractura de tobillo y del miembro superior.
Por lo tanto, a pesar de un IMC y una DMO más elevados en comparación con los individuos con un peso corporal inferior, el aumento de las caídas o la mayor gravedad de las caídas podrían contribuir a las fracturas en los individuos obesos.
Los estudios con TC-PARC han demostrado que los individuos obesos tienen mayor DMO volumétrica y una microarquitectura ósea favorable con mayor número de trabéculas y una corteza más gruesas en el radio distal y la tibia distal, y una porosidad cortical inferior en la tibia distal en comparación con los individuos delgados. Igual que los pacientes con DM2, los individuos obesos también tienen una tasa de remodelación ósea baja, medida por marcadores séricos.
Aunque la obesidad se asocia con estimaciones de la resistencia ósea elevadas, tanto en los huesos que soportan peso como en los que no soportan peso, el aumento de la resistencia ósea por unidad de peso corporal fue inferior comparado con los individuos de peso corporal normal, lo que sugiere una adaptación inadecuada de la resistencia ósea en los individuos obesos, lo que podría contribuir a un mayor riesgo de fractura en ciertos sitios esqueléticos.
Las evaluaciones previas de la adiposidad se han basado principalmente en el IMC o la DXA de la grasa corporal total, las que a diferencia de la TC no pueden distinguir el tejido adiposo subcutáneo del tejido adiposo visceral. Esta imposibilidad podría ser importante porque estos dos tipos de tejidos adiposos tienen características distintivas en términos de la producción de citocinas y adipocina, sensibilidad a la insulina y relaciones con el metabolismo óseo. Se destaca que el tejido adiposo visceral tiene una asociación más estrecha con el síndrome metabólico y la DM2 que el tejido adiposo subcutáneo. Cada vez hay más evidencia que indica que existe una asociación negativa entre el tejido adiposo visceral y la DMO.
Los efectos negativos del tejido adiposo visceral sobre el metabolismo óseo podrían estar mediados por el tejido adiposo visceral que se asocia con la inflamación crónica y la activación de citocinas proinflamatorias, incluyendo la interleucina 6 y el factor de de necrosis tumoral α, que inducen la resorción ósea estimulando la actividad de los osteoclastos, a través de la regulación positiva de la vía RANKL/RANK/OPG. Puede ser que la obesidad visceral también afecte el recambio y el metabolismo óseos a través de la hipersecreción de de leptina derivada de los adipocitos, y de la hiposecreción de adiponectina.
Por otra parte, los individuos obesos tienen un volumen de adiposidad medular mayor que los individuos con un IMC normal, lo cual a su vez podría contribuir a la fragilidad esquelética. Estos hallazgos aumentan la dudosa posibilidad de que la obesidad tenga efectos diferentes en el esqueleto dependiendo del tipo, depósito y distribución del tejido adiposo.
Resistencia a la insulina, hiperinsulinemia y hueso
El efecto directo de la insulina en las células óseas es objeto de controversia. Aunque la evidencia de ciertos estudios en roedores muestra que la insulina estimula la proliferación de osteoblastos y aumenta 2 a 3 veces los índices histomorfométricos de la formación de hueso, los estudios in vitro indican que la señalización de la insulina en los osteoblastos también promueve la resorción ósea. Las concentraciones de insulina circulante regularmente se asocian positivamente con la DMO.
Del mismo modo, los estudios clínicos que han utilizado una amplia gama de estados hiperinsulinémicos, incluyendo el síndrome del ovario poliquístico y la lipodistrofia, muestran en forma constante una  DMO elevada. La evidencia más directa de que el efecto de la hiperinsulinemia es independiente de la masa grasa proviene de un estudio realizado por Abrahamsen y col. que mide la asociación entre la DMO y el índice de sensibilidad a la insulina después de una prueba de tolerancia oral a la glucosa. Estos autores informaron que la sensibilidad a la insulina se correlacionó negativamente con la DMO, independiente del IMC, y que el efecto de la masa grasa sobre la DMO desapareció después del ajuste por la sensibilidad a la insulina. Estos datos indican que los efectos de la resistencia a la insulina en el hueso son independientes del IMC.
Teniendo en cuenta la evidencia obtenida, en las primeras etapas de la DM2 el efecto perjudicial sobre el esqueleto secundario a la desregulación metabólica de la obesidad es probablemente contrarrestado en gran medida por la hiperinsulinemia secundaria a la resistencia a la insulina (en ausencia de resistencia insulina en los tejidos óseos), y en una pequeña parte por los efectos mecánicos del aumento de peso corporal asociado a la obesidad.
Fisiopatología de la enfermedad ósea en la DM 2: etapa tardía de la DM2
Envejecimiento acelerado, enfermedad microvascular y disfunción muscular
El envejecimiento se asocia a la acumulación gradual de alteraciones del ADN mitocondrial, secundaria al daño oxidativo progresivo. Este proceso conduce a un deterioro complejo de la cadena respiratoria y al aumento de la producción de especies reactivas de oxígeno que producen una cascada de eventos metabólicos deletéreos, incluyendo la formación de PFGA. Además de cambiar la estructura del colágeno, los PFGA pueden interactuar con los receptores óseos, en gran parte debido a los problemas técnicos relacionados con la visualización de la microvasculatura ósea.
Por lo tanto, la mayor parte de los datos corresponde a estudios epidemiológicos de observación que evaluaron la asociación de la enfermedad microvascular, la DMO y las fracturas. En un estudio transversal de 148 mujeres posmenopáusicas con diabetes, Viégas y col. hallaron una DMO baja y una elevada frecuencia de las fracturas vertebrales en mujeres con retinopatía diabética.
Del mismo modo, en el Blue Mountain Eye Study, un estudio prospectivo de 3.654 hombres y mujeres de la población se halló una asociación entre la alteración de la visión por cataratas y retinopatía y las fracturas. La asociación con la retinopatía persistió después de controlar la agudeza visual, indicando que la retinopatía estaba actuando como un marcador de la gravedad de la enfermedad más que del deterioro visual. Sin embargo, más recientemente, en la Rochester Epidemiology Cohort no se comprobó que la retinopatía actuase como un predictor de fractura.
Del mismo modo, en algunos estudios, la neuropatía se asoció al riesgo de fractura. La asociación (en algunos estudios) de la DMO baja y el aumento del riesgo de fracturas extraesqueléticas con la enfermedad microvascular plantea la posibilidad de que existan cambios fisiopatológicos análogos en la microvasculatura del esqueleto, lo que podría contribuir a la enfermedad ósea en la DM (es decir, la osteopatía diabética).
Por el contrario, esta asociación podría reflejar el resultado final de la hiperglucemia crónica (que está estrechamente correlacionada con la enfermedad microvascular) en el esqueleto, en presencia de la enfermedad microvascular que un representa la mayor gravedad de la enfermedad en general y, posiblemente, el aumento del riesgo de caídas.
El músculo necesita insulina para transportar la glucosa y por lo tanto el uso de energía. La resistencia a la insulina es la función patógena más importante de la DM2, afecta la absorción de la glucosa y por lo tanto puede afectar la función muscular. Los pacientes con DM2 tienen menor masa muscular en las extremidades que las personas sanas, aunque el mecanismo sigue siendo desconocido.
Se ha hallado una correlación positiva entre la secreción de insulina y la masa muscular, lo que sugiere que durante las últimas etapas de la DM2, a medida que la producción de insulina desciende, la sarcopenia se hace más evidente. Aunque algunos estudios han definido la relación entre la sarcopenia y el riesgo de fractura en la DM2, la mala función muscular podría dar como resultado un aumento de la frecuencia de las caídas contribuyendo así a las fracturas de las extremidades inferiores, que son bien conocidas en esta enfermedad.
Modelo fisiopatológico: metabolismo óseo a lo largo de la evolución de la diabetes
Los autores aclaran que si bien han intentado categorizar la enfermedad ósea en fases tempranas y tardías de la DM2, esta distinción es arbitraria y muchos de los factores fisiopatológicos, tales como la obesidad, suelen estar presentes en todo el curso de la enfermedad. Sin embargo, la evidencia indirecta de la importancia de la evolución de la DM2 y de la hiperinsulinemia, independientemente de la obesidad troncal, deriva de varias observaciones clínicas en pacientes con DM2 de larga data.
Primero, el riesgo de fractura de cadera se incrementa de 1,4 a 1,7 veces en los pacientes con DM2, pero está reducido en la obesidad. Por otra parte, aunque la DM2 se asocia con el aumento de la porosidad cortical, la obesidad se asocia con una porosidad cortical reducida y mayor densidad cortical. Curiosamente, acotan, a pesar de la elevada DMO que se registra en los individuos con DM2 y la alteración de la tolerancia a la glucosa, los pacientes con DM2 de larga data tienen un riesgo de fracturas significativamente mayor en comparación con los controles sanos, mientras que los pacientes con alteración de la tolerancia a la glucosa tienen un riesgo de fractura más bajo en comparación con los controles sanos, lo que sugiere una asociación entre la fragilidad del esqueleto y la disfunción progresiva de las células β a medida que la enfermedad avanza.
Los autores proponen un marco de efectos óseos de la DM2. Los cambios en la DMO y el riesgo de fractura dependen del estadio evolutivo de la enfermedad. Los factores de protección, como el tamaño corporal grande y la hiperinsulinemia predominan al comienzo de la DM2. Sin embargo, con la progresión de la enfermedad, los factores de riesgo, incluyendo la acumulación de los PFGA y otras consecuencias de las especies reactivas de oxígeno, y el desarrollo de complicaciones crónicas cobran cada vez mayor importancia.
Estos factores podrían conducir a un aumento de la DMO al comienzo y en las etapas iniciales de la diabetes. Esto podría ser seguido, después de un lapso variable que depende de la función de las células β, el control glucémico y la susceptibilidad genética individual, por el comienzo del envejecimiento acelerado (marcado por las complicaciones crónicas de la diabetes), cuando aparecen la pérdida ósea y la fragilidad del esqueleto.