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viernes, 18 de marzo de 2016

Diabetes Gestacional: ¿Embarazo de Riesgo?


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Diabetes Gestacional: cuando el embarazo no es una “dulce” espera

 La Diabetes Gestacional se diagnostica por un alto nivel de glucosa en sangre debido a un trastorno en el metabolismo. Se despierta durante el embarazo y cedería luego del parto, restituyéndose los niveles normales de glucemia.
El mismo día que el test casero me dio positivo no toqué más un cigarrillo. Nadie lo podía creer, siendo que yo era una fumadora de ley. Y tampoco lo pudo creer el tipo del quiosco, donde dupliqué o tripliqué el presupuesto diario de cigarrillos por chocolates y caramelos masticables. No mucho tiempo después, mi obstetra me dijo que estaba subiendo demasiado de peso, que me cuide, que no podía engordar más. Yo siempre fui muy flaca, con dificultades incluso para subir de peso, así que no me preocupé. Pensé que exageraba: “Ahora estás embarazada, aprovechá”, me decían las tías con una riquísima torta casera sobre la mesa.
El médico siguió advirtiéndome, yo seguí desoyendo sus consejos; no podía creer que mi nueva rutina “saludable” pudiera desembocar en un malestar para mi embarazo.
Al rededor de las 17 semanas de gestación mi obstetra dijo que no merecía esperar más: adelantarían el análisis de glucemia que se establecía como rutina entre las semanas 24 y 28 de embarazo.
Con un resultado de 143/140 el diagnóstico (precoz) fue de Diabetes Gestacional. 

Lloré mucho: podía estarle haciendo daño a mi bebé. Leer Más.
La angustia ante los diagnósticos surge por falta significante, por falta de información. "Diabetes Gestacional" es todo una amenaza si no sabemos que puede ser controlada, que diagnosticarla a tiempo es preventivo y que en muchísimos casos, si se siguen las instrucciones de los profesionales, no tiene consecuencias para la salud del bebé ni de la mamá. 
Decidí seguir las instrucciones al pie de la letra, sin correrme ni un centímetro de la indicación médica: ya demasiadas consecuencias estaba teniendo por haber desoído los consejos del médico.
diabetes1Pero no obstante temor muchas veces me apresaba: las consecuencias podían ir desde trastornos metabólicos en la futura vida de mi bebé, un tamaño demasiado grande al nacer, obesidad; también aumentaba el riesgo de muerte súbita y de mortalidad infantil, y de padecer diabetes en su vida. Y además podía haber consecuencias en el parto (que podría necesitar de intervenciones quirúrjicas o medicamentosas) y en mi salud… Me angustiaba mucho todo esto: necesitaba hacer algo para evitarlo.

Comencé a hacer “todo bien”: 
Seguí de manera obsesiva la dieta que me dio la nutricionista y a visitarla todas las semanas. Empecé a hacer actividad física regularmente, y con una responsabilidad que sólo podía surgir del Amor más puro y absolutoEstaba comenzando a Ser Mamá, a proteger a mi cachorrito-. Me hice las mediciones de glucemia (que me indicó la endocrinólogareligiosamente todos los días, antes de comer y dos horas después de las comidas. 

Puse todo de mí. Me tentaba con las pastas y los chocolates (que amo), sentía que mi cuerpo necesitaba un Combo gigante de McDonald’s (que me encanta), lloraba de la impotencia ante mis antojazos de helado y pizza. Puse toda mi voluntad y mi amor.
Sólo una vez -luego del diagnóstico y casi al final del embarazo- comí una hamburguesa (simple y con papas chicas, gaseosa dietética y sin postre).
Pero en mis visitas semanales a la nutricionista se evidenciaba que nada de esto era suficiente. Seguía aumentando de peso, no podía controlarlo. Ya había aumentado al rededor de 15 kilos.
En aquél momento atendía en consultorio. Es un trabajo que lleva mucho tiempo y que hace complejo establecer algunas rutinas – ya que la agenda (la mayor parte de las veces) la van armando los pacientes.
Se me empezó a dificultar cumplir con mi responsabilidad en ese área laboral: si el embarazo te hace sentir cansada, la Diabetes Gestacional conlleva un cansancio extremo, que hace dificilísimo conciliar un tratamiento y un trabajo de esa índole, en el que se requiere tanta concentración y disposición personal al servicio del paciente. 

Dejar de trabajar fue toda una decisión. Me llevó a sentir mucha culpa y necesité ser capaz de “auto-perdonarme”. Tuve que sobrellevar toda una serie de cuestiones internas en relación a abandonar el trabajo por el que tanto me había esforzado, y el que había soñado toda la vida.
Pero suspendiendo la clínica pude dedicarme a cuidar de mi salud, pero más que nada de mi embarazo: establecí rutinas de comidas, con una dieta equilibrada y estricta; las visitas a la nutricionista y la actividad física me permitieron, medianamente, controlar el peso.
Sí: nunca pude controlarlo plenamente. Llegué al parto con casi 20 kilos arriba del peso con el que había comenzado el embarazo. 
El tratamiento de la Diabetes Gestacional implicó muchos sentimientos, mucha rabia, mucho llanto, mucha culpa, mucha cosa emocional montada a todas esas cuestiones que el embarazo -por sí mismo- trae a la vida de una mujer. 
Pero se puede. 
El 14 de julio, a las 39,1 semanas de gestación, nació por parto natural a las 18:53 hs. mi bello Milo Benjamín.
Con un peso (perfecto) de 2,980 kilos y con un tamaño (normal) de 48 centímetros. No tuvo complicaciones ni antes, ni durante ni después del parto. El diagnóstico precoz y el tratamiento interdisciplinario habían sido un éxito. 

Últimamente he visto en diferentes grupos muchas mamás preocupadas por un diagnóstico de Diabetes Gestacional y eso me llevó a contarles mi experiencia. Y les digo, desde ese lugar, que el dianóstico puede no ser una sentencia, algo definitivo: con el tratamiento adecuado (la mayor rigurosidad) todo saldrá bien. 
Agradezco a los profesionales que me trataron, pero sobretodo a su concientización sobre el problema. Sin su apoyo y contención no sé qué hubiera sucedido.
Fue mi segunda vez que me vi llevada a resignar algo “grande” por mi bebé (la primera fue el cigarrillo, el 15 de noviembre de 2013, fecha que recordaré para siempre).
El tratamiento fue difícil, fue muchísimo esfuerzo, pero fueron sólo unos meses que hoy son sólo un recuerdo.
Si sufrís de Diabetes, o si estás embarazada, es importante que te cuides con las comidas, que controles la dieta, que controles tu embarazo y que hagas todo eso con mucha responsabilidad.
Muchas veces pensamos que el embarazo, el nacimiento y la vida son cuestiones naturales que no exigen mayor estudio para ser llevadas a cabo. Y es cierto.
Pero cuando se trate de nuestro bebé, no despreciemos los recursos que da la cultura. 
La medicina occidental alopática ha tenido una incidencia directa en la reducción de la mortalidad infantil, aunque sin embargo hoy día sigue siendo altísima en recién nacidos y en niños menores de 5 años. La OMS advierte sobre estas cifras y nos trae un mensaje de prevención. 
–Leer más: Reducción de la mortalidad de recién nacidosMortalidad neonatal, factores de riesgo y causas (Fuente OMS)–
En nuestras pantallas son números, pero cada uno representa un niño que ha muerto y una familia destrozada. Tengámoslo en cuenta cuando planifiquemos nuestro embarazo, cuando decidamos sobre él y cuando pensemos en el parto. Es necesario tomar las decisiones con responsabilidad, y la única manera de hacerlo es desde la información veraz y certera.
 Fuente: blogsermama

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